Abro la puerta del despacho de mi tutora, todo sonrisas. Ella me mira con una ceja enarcada.
—¿Otra vez tú? —pregunta directamente.
—¡Hola! —saludo alegremente.
—Te noto muy contenta, Katherine. Espero que sea porque has aprobado.
—Más o menos —le digo—. Mi madre me ha dado permiso para quitarme de las clases extras.
Ella se me queda mirando un largo momento.
—¿Puedo preguntar por qué? Te estaba yendo bien ahí, ¿no?
—Me veo capaz de hacerlo por mí misma —saco la hoja firmada por mi madre y se la pongo sobre la mesa. Ella la revisa rápidamente con la mirada.
—Bueno, como quieras —me dice—. Pero no podrás retomarlo en todo el curso.
—Lo sé. No voy a querer hacerlo.
—Muy bien, entonces. Nos vemos en clase.
—¡Adiós!
Salgo del despacho sonriendo. Madison está esperando junto a la puerta con cara de asco.
—Ugh, demasiada felicidad, ¿ha colado?
—Sí. Firmas muy bien como mi madre, ¿te lo había dicho nunca?
—Sí, bueno, será lo primero y lo último que firmo como ella, así que no te acostumbres.
Nos dirigimos a la cafetería. Al entrar, todo el mundo está ya comiendo, así que vamos directamente con Elliot, que estaba comiendo su sándwich tan tranquilo. Curiosamente, cuando Madison ve que voy a sentarme junto a él, lo hace ella. De hecho, lleva haciendo cosas así ya unos días. Intento no darle mucha importancia y me siento al otro lado de la mesa.
—Bueno, hoy es el baile, ¿no? —comenta Madison—. ¿No estáis emocionados o qué?
—No —responde Elliot.
—Vaya, gracias —replico.
—A él no le entusiasma nada, no se lo tomes como algo personal.
—Es solo un baile, no veo qué tiene de especial.
La verdad es que yo tampoco, pero estoy nerviosa de todas formas.
Veo por el rabillo del ojo que Claire pasa por mi lado y me saluda con una sonrisa. No sé muy bien qué hacer, así que acabo agitando la mano como una mano.
Esta noche será interesante.
***
Cuando llaman a la puerta, casi me da un infarto. Suelto a mi hermano de golpe y voy corriendo a abrir. Mi madre prácticamente me hace un placaje antes de llegar.
—¡Estaba haciéndoos una foto preciosa! —protesta mi padre.
Mi hermano con su traje parece un escarabajo pelotero.
—¡Ya has hecho cincuenta! —protesta él, a su vez—. ¡Y no me gustan las fotos!
Aprovecho el momento de despiste para abrir la puerta. Elliot está allí despampanante con su traje gris, pero con cara de aburrimiento como de costumbre. Se ha peinado hacia atrás, por lo que supongo que se habrá encargado su hermana.
—Hey —me saluda—. ¿Vamos?
—Por favor.
Por supuesto, cuando estoy a punto de cerrar la puerta, mis padres asoman la cabeza y prácticamente empujan a mi hermano hacia mis piernas. Él tiene cara de enfado.
ESTÁS LEYENDO
Cuando todo llegue
RomanceTodos odiamos el instituto, eso es un hecho. Pero cuando te llamas Katherine Crawford todo es peor, mucho peor. Si alguien me hubiera dicho que mi primer día en último año iba a ser así de malo, me habría quedado en casa durmiendo. Pero no, como soy...