Capítulo 31

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Emily me mira y sonríe ampliamente.

—¡Estaré en casa el primer día del año!

—¿De veras? ¡Eso es genial! —y dejo que me abrace.

Se supone que debería estar comiendo, pero su madre me ha dicho que no pasa nada si deja el postre; la medicina siempre la deja un poco extasiada.

He decidido ir a verla, básicamente, porque mañana es fin de año y no voy a poder estar con ella. Por lo que he entendido, esta tarde le dan el alta.

—¿Vendrás a verme a casa? —Emily mira sobre mi hombro a su hermano—. Si estás conmigo ya está bien, podemos ignorar a David.

—Te estoy oyendo, Em —escucho que murmura David, que lee una revista al otro lado de la habitación.

—Lo decía en serio —me susurra ella.

—Vendré algún día —le aseguro—. Pero ahora tengo que irme. Le he dicho a mi madre que la ayudaría a hacer la cena.

—Vale —ella pone una mueca.

—¿Por qué no la acompañas a casa, David? —sugiere Bianca con una sonrisa.

—No hace falta —aseguro enseguida.

—Cielo, está lloviendo —mira a su hijo—. Sii buono, David.

—Sí, mamá.

No parece que tenga mucha más opción, y la verdad es que no me apetece discutir ahora, así que me limito a ponerme el abrigo, dar un beso en la frente a Emily y despedirme de Bianca, que me guiña un ojo al salir.

Se me hace raro caminar junto a David, ya no recordaba cuán alto es. Él evita todo tipo de contacto visual mientras subimos al ascensor, y cuando subimos a su coche, y cuando nos ponemos los cinturones...

Al final, cuando arranca sin poner música, no puedo evitar romper el silencio.

—¿Qué tal con April en el baile? —pregunto, sonriendo.

Él aprieta los labios.

—Bien.

—Me alegro.

—¿Y tú con Elliot? —pregunta, a la defensiva.

—Bien —respondo, y lo digo enserio, estoy pasándomelo mejor con Elliot estos últimos días que en toda mi vida—. ¿No vas a decir que te alegras?

—No me gusta mentir.

Lo miro con mala cara. Esta vez, quien rompe el silencio es él.

—¿Tan poco me soportas ya que te has quitado de nuestras clases? —pregunta en voz baja.

Me quedo en silencio un breve momento.

—No es por eso, es porque mis notas han mejorado y...

—No soy estúpido, Kate —me dice, negando con la cabeza.

—Bueno, sí, me quité de esa clase porque no quería estar contigo, ¿vale?

Hay un tenso silencio después de eso. Me quedo mirando por la ventana, apretando los labios. Últimamente, cada vez que abre la boca me enfado. Cuando por fin se detiene delante de mi casa, pongo una mano en la puerta para salir, pero me detiene agarrándome por el otro brazo. Me giro hacia él, sorprendida.

—Lo siento —murmura—. Perdóname. Me equivoqué, lo sé, pero... me gustas tú, Kate, no Claire, ni mucho menos April. Solo tú.

Me suelta el brazo y me mira fijamente, esperando una reacción.

Cuando todo llegueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora