Capítulo diecisiete

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Recuerden que el de multimedia es Mason

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— Alex —dije en un susurro. Él hizo un ruidito aún tendido a mi lado, mirábamos el techo tras haber tenido sexo, él se corrió y tiró el condón, pero yo... bueno, no alcancé a sentir más que cosquillas. Nada desbordante, fue el peor orgasmo de mi vida.

— Dime.

— Quiero terminar —. Alzó bruscamente la cabeza y me miró con sorpresa.

— ¿Qué?

— Eso, que quiero terminar —aseguré.

— ¿Y me lo dices así nada más? —Me encogí de hombros y miré al techo nuevamente—. La reina de las relaciones —canturreó. Torcí los labios.

— Bueno, creo que me marcho —me levanté de la cama y comencé a vestirme. Seguro para Anne no sería raro verme llegar a la una de la madrugada. Era fin de semana así que seguramente estaría despierta, no armaría un escándalo por llegar tarde. Eso pensé.

  Y supongo que no lo habría hecho de no haber estado acompañada. Abrí la puerta, vi a Mason semidesnudo y me cubrí los ojos rápidamente.

— ¡No he visto nada, me voy a mi cuarto y pongo música para no oír nada! —corrí hacia la puerta de mi habitación—, ¡lo siento, y recuerden el condón!

  Cerré y me apresuré en poner música en el estéreo que Jackson me regaló. Me lancé a la cama pensando en Mason. Si él estaba en la ciudad seguramente los demás también, pero... ¿por qué no había nadie en el apartamento más que ellos dos? Tomé el celular y marqué a Jackson.

— Hay una actividad llamada dormir, tal vez deberías practicarla —dijo al responder. Sonreí.

— ¿Dónde estás?

— En Nueva York —dijo en medio de un bostezo—. ¿Y tú?

— En mi habitación —me encogí de hombros y comencé a desabotonarme el pantalón.

— En tu habitación... con música... cuando deberías estar dormida o teniendo sexo con Alex —dijo con la voz rasposa por el sueño. Sonreí de manera inevitable.

— Llegué recién al apartamento, terminé con Alex hace... unos veinte minutos —, oí crujidos de una cama al fondo seguidos de la pregunta:

— ¿Qué?

— Bueno, no íbamos a ningún lado. Además, el sexo fue pésimo hoy —me lancé en ropa interior sobre la cama—. Creí que estabas aquí.

— ¿Buscando un reemplazo tan pronto?

— Nop, vi a Mason en ropa interior sobre el sofá, creo que estaba tirando con Anne y los interrumpí —. Oí a Jackson carcajearse del otro lado de la línea. Vaya, pensé, alguien está de buen humor de pronto.

— Y por eso la música —, murmuré en respuesta un ajá—. Eres todo un caso, ¿verdad? —Sonreí mirando al cielo, giré sobre mí misma y miré la pared sobre la cabecera de la cama, había seleccionado fotografías que tomamos en ciertas ocasiones y las pegué. En la mayoría estábamos sonriendo, en muchas estaba Jack, en casi todas en realidad.

  Eran casi cincuenta fotografías dentro de estrellas conectadas por un hilo blanco. Se veían hermosas, como una galaxia, como un universo.

  La que más me gustaba era esa donde Jackson y yo estábamos abrazados frente a la playa, me encontraba sentada sobre sus piernas y le rodeaba el cuello mientras besaba su mejilla, él sonreía abiertamente y sus ojos se achinaban. Aquella fotografía la tomó Anne durante nuestras vacaciones, horas antes de bañarnos desnudos y algo drogados.

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