16

1.3K 178 119
                                    

"Pase lo que pase tu siempre vas a ser mi corazón". Samantha recordaba a la perfección esas palabras, su papá se las había dicho.

Después de lo ocurrido, no lo había vuelto a ver, solo recordaba como los oficiales lo golpeaban mientras ella imploraba que no lo hicieran.

Al día siguiente de todo Joaquín hablo seriamente con ella, explicándole poco a poco lo mal que estuvo ella y lo mal que estuvieron Emilio y el.

Ella por desobedecer, Emilio por qué se la quería robar, por qué era lo que estaba haciendo, y el por no contestar las llamadas y no haberle explicado antes lo que sucedía.

Ella no decía nada, por que solo lloraba, evitaba cruzar palabras con cualquiera de los Gress, aunque por las noches se acurrucaba con Joaquín.

No se negaba, le dolía, como siempre, pero la esperanza por qué todo fuera como antes no faltaba. Veía en su dibujo y sus rayitas tachadas, faltaban pocos días para el cumpleaños de su papito, y ella quería estar con el, por eso se propuso obedecer a Joaquín para que al menos así, la dejara salir con Emilio el día de su cumpleaños.

-que haces?- pregunto Gigi cuando vio que Sam dibujaba y tachaba algunas cosas.

-Estoy contando los días para el cumpleaños de mi papi, y le daré este dibujo.- le sonrió y Gigi se acercó más a ella.

-Y solo el dibujo le vas a regalar, podrías darle otra cosa, no se, que es lo que más le gusta a mí tío.-

-No se, ya no recuerdo que era lo que le gustaba por qué siempre gritaba que nada le gustaba nada de lo que hacía mi papito.- susurro y agachó su rostro.

-Puedes darle galletas, podemos hacerlas con juanita.-

Ella sonrió como si esa fuera una luz verde para el regalo de su papá.

Diego subió con un par de jugos y unos ricos brownies de chocolate para ella y para Gigi, mientras veían televisión.

-Muchas gracias tío diego.- dijo y tomo de su jugo de uva.

Diego les sonrió dejo un beso en cada niña, y salió de ahí. Las niñas estaban en un silencio cómodo, después de todo Gigi amaba estar con su mejor amiga, prima y hermana favorita, jugaban con sus muñecas, y Sam había aprendido a compartir sus cuentos, aunque para eso tuvo que elegir cuáles sería los que tenía que compartir. Gigi sabía lo valiosos que eran esos libros para su hermanita y como Diego le había enseñado, respetaba lo que su para su hermanita era valioso, cuidándolo mucho.

Emilio veía a la nada mientras tenía entre sus manos el bolígrafo, firmando el papel de "Aceptado". El joven repartidor, salió de ahí dejando los documentos en las manos de Emilio.

-Ya hombre tranquilo.- hablo Eduardo quitándole la botella de licor a su amigo.

-No puedo, simplemente no puedo, carajo, estuve así, así Eduardo de irme con mi hija y tuvo que llegar Joaquín, me lleva la verga, pero esto no se queda así, me conoce y sabe que no me quedaré así.- dijo con una estúpida sonrisa diabólica.

-Dale en la madre, quítale lo poco que tiene, arruinalo, se lo merece después de todo, mírate te a jodido antes, durante y después de su matrimonio, Emilio por dios, no te dejo vivir tu adolescencia, tu juventud, te la está quitando con sus estúpidos problemas.-

-No se que hacer, Matías y Pablo han enviado las preguntas para la audiencia, la verdad desconozco que preguntas metieron, pero todo me desespera, pareciera que yo también necesito las estúpidas pastillas que toma el.- dijo sobando su cien.

Un Ángel Llora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora