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No pudo dormir, las ganas de correr hasta la habitación de Joaquín existieron, pero cuando intento abrir la puerta, descubrió que su papito estaba durmiendo bajo llave.

No le quedó de otra que regresar a su habitación, su mochila estaba a un lado, y el celular que Emilio le había regalado ahí estaba, junto a un cable.

Recordó que su padre le había dicho que tenía que hacer lo que hacía en el celular de Joaquín. Entrar a la aplicación de mensajes y entrar a la única conversación que había, que en ese caso, era el número de el.

Por lo poco que entendía, sabía que tenía un audio de su padre.

"Samantha, este celular lo ocuparas solamente para emergencia, recuerda guardarlo bien".

¿Samantha?. Se sintió triste, su padre seguía enojado con ella.

"Si papi, lo guardaré muy bien, ya dormiré, descansa, te amo mucho, perdón."

Regreso el teléfono de dónde lo saco, y trataba de dormir, pero no podía; el señor panchito no estaba con ella.

-Hola bebé, cómo estás mi amor? Mira que grande comienzas a estar.- dijo Emilio cuando acariciaba el vientre de Talía que comenzaba abultarse.

Recibió un par de patadas por parte de aquel pequeño. Y sonrió. Estaba feliz, estaba completo.

Emilio, Emilio, Emilio.

-Talia, en verdad que pena con Norma, no creí que Samantha fuera a tirarle el agua encima.- se puso de pie y fue por un trago.

-Mi madre se molestó Emilio, demasiado, creía que Samantha era a como le platicabas, no creía que se portará grosera, ella solo le dijo que tendrá un hermanito. La tienes tan mimada que seguramente quiere ser la única.-

Emilio se lo pensó, no era la mejor forma para que Sam se enterará que tendría un hermanito, pero tarde o temprano tenía que decírselo, y quizá también Talía tenía la razón, si seguía mimando de la misma manera a su hija, ella crecería así, tenía que poner un alto. El no quería que su hija creciera siendo grosera con los adultos, tampoco que fuera caprichosa.

-Hoy tengo el día libre, podemos ir de compras, quizá algunos obsequios para el bebé estarían bien.- dijo Emilio, y talía se lanzó a sus brazos.

Era domingo, no vería a Samantha, y podía dedicarle tiempo a su hijo.

En camino al centro comercial, subieron a el coche que era especial para salidas familiares. Talía chillaba de emoción, diciendo que compraría la tienda entera. Pues su hijo era un Osorio y no cualquier Osorio, era nieto del dueño de una de las industrias automotriz más grandes.

En medio del tráfico, vio su teléfono.

Samantha
[Foto]
[Audio 00:38]

"Hola papi buenos días, e despertado, Samay está conmigo, te extraño mucho, quiero estar contigo hoy".

La foto era de Samay mordiendo sus juguetes, después envío otra foto de ella riéndose de Samay. Llegó otra foto donde le mostraba lo que había dibujado.

"Te quiero mucho papi, espero no sigas molesto conmigo, mis palitos han dicho que queda un solo día para tu día especial".

Un Ángel Llora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora