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Segunda parte 6/6

[Vean la foto de arriba me encantó, también escuchen la canción]

-Y ya no llores Samantha solamente te estoy diciendo que estuviste mal, rompiste la promesa, dijimos que cosas personales no se dicen.- Grito Joaquín hacia la niña que estaba sentada al borde de la cama.

Ella vio a su papá, los ojos de Joaquín lanzaban llamas, estaba enojado, muy enojado. Paso la mano por su cabello, suspiro y se puso a la altura de la niña.

-Escucha, Isabell, si quieres que yo te siga haciéndote peinados y te siga arreglando yo, apartir de hoy, tu me vas a decir que es lo que hace o dice Emilio. Pero de lo que yo haga o diga, no debes ir a decírselo, por qué si lo haces, ya no te peinare.- hablo firme, esa era su condición.

La niña se lo pensó bien, lo vio a los ojos y mostró la palma de su mano.

-No quiero que te enojes conmigo papi, yo te amo mucho, los amo por igual, si tú quieres eso, es lo que haré. Te diré todo lo que papá Emilio hace.-

-Que más?-

-No volveré a decir lo que tú haces. Por qué yo quiero que tú sigas cambiándome y cuidando de mi. Perdoname.-

-Esta bien, también, decidí que vas a dormir partir de hoy en tu habitación.-

-Pero por qué?, yo amo dormir contigo, me gusta dormir contigo, no papito, eso no.- dijo y comenzó alarmarse.

-Ya dije Samantha, tienes que obedecer. No hay cambio de opinión.- sentenció y camino afuera de la habitación. -Juanita vendrá para arreglarte, en la tarde yo te arreglaré, te espero para desayunar.-

Salió de la habitación, en su garganta había un nudo, que quiso desaparecer; Alejar a Samantha de el por las noches, era un buen castigo, tal vez así entendería después. Se recargo en el barandal de las escaleras viendo hacia la sala. Estaba Gigi, Diego, Renata en un silencio tenso. Juanita entro a su habitación, para arreglar de Sam.

Su mente revolcó entre los recuerdos de sus sueños; La presentación de la pastorela ya casi era, faltaba muy poco, pero solo que ahora veía menos entusiasmada a su hija. La vio a ella vestida de ese gran vestuario que Renata le hacía año con año, incluso ya imaginaba como la iba a peinar.

Sintió su lágrima bajar, pero quiso evitar llorar, ya no lloraría. Bajo los escalones, fue hasta la cocina a lavar sus manos y regreso para sentarse a un lado de su madre.

—Como amaneciste?— pregunto Elizabeth.

—Mejor, supongo.— respondió con pocas ganas.

—Samantha despertó gritando, deberías decirle que no grité muy fuerte por las mañanas, despertó a Gigi, y ella despierta hasta más tarde, es una falta de respeto.—

—No te preocupes no volverá hacerlo, no cuando el DIF se la lleve.— dijo y tomo un trozo de fruta.

—Osea que no vas a luchar por ella.— Renata explotó y golpeó la mesa con sus dos manos poniéndose de pie. —Y tu Diego, deberías de hacer algo chingada madre.— grito.

—Estoy tratando de hacer lo mejor Renata no es como que nadamas valla y hablé para que no se la lleven, pero si estos cabrones no ponen de su parte entonces yo ya no puedo hacer nada.— Diego estaba cansado de reclamos de media noche, incluso habían dormido en cuartos separados.

Un Ángel Llora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora