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La peor tarde de todas; el frío de su cuerpo, las lágrimas escurrían, en su pecho se sentía un hueco que dolía a más no poder.

Las estrellas brillaban y los miraba, la luna los abrazaba contra ella susurrandoles que estaba ahí con ellos.

Reviso su teléfono, de mil mensajes llegó hasta el último que fue el primero del día.

"Papi, feliz cumpleaños, mis palitos no se equivocaron, hoy será un excelente día, quiero estar contigo hoy, feliz cumpleaños papito te amo mucho."

Fueron las últimas palabras de ese último audio que Samantha le había enviado a primer hora del día.

Se sintió una mierda de persona, su hija le había enviado muchas fotos, muchos audios, y el, el la había ignorado.

"Ya quiero verte para darte muchos abrazos y besos, quizá esté cumpleaños mi papito no la pasé con nosotros, pero te daré los besos que seguro el te hubiera dado".

Muchos pensamos en el pasado y la palabra hubiera retumbaba en su mente, pero ya no existe, ya no podemos regresar el tiempo, las personas se van sin decir nada, no podemos siquiera despedirnos de ellas. Se esfuman como humo, se van como agua.

Sus lágrimas parecían un mar, un mar sin fin.

Su teléfono resbalo por sus manos, se hincó en su cama, se aferró a su almohada hundiendo su rostro en ella. Grito y lloro todo lo que guardaba. Parecía que la vida se iba con el, su hija ya no estaba y el, el dudo de su paternidad.

El resultado de la prueba de ADN había salido positiva, Samantha era su hija; fue muy suya.

De nuevo su teléfono anuncio un nuevo mensaje. Con la esperanza de que sea su hija. Lo reviso, pero era del jardín de niños.

"Invitación; Evento de Pastorela.
Nos complace tenerlo entre los invitados para que sea testigo de una tarde mágica junto a nuestros niños".

Quién iba a decir que Samantha sería el ángel de por vida.

—Perdoname mi amor, perdoname.— fue lo que dijo con el nudo en su garganta.

Niurka y Talía entraron, Diego Marín y Roy habían llegado para apoyarlo.

—Amigo, debes arreglarte, el cuerpo de la niña pronto llegará a la funeraria.— susurro Roy y palmeó su hombro.

Viendo a la nada, con los ojos rojos hinchados y con el dolor en la mano los vio, su rostro no reflejaba ningún sentimiento.

Diego Marín traía consigo una foto; Pues Diego Valdez, le había dicho que necesitaban algunas fotografías para el corte funerario.

Tan bonita, tan feliz, tan sonriente; era como estaba Samantha en la foto, vestida de la princesa Bella. La fotografía era de su última fiesta de cumpleaños. La tomo entre sus manos y la abrazo a su pecho. Y entonces muchos recuerdos llegaban a su cabeza.

"Papi te amo, quiero que siempre estés conmigo; soy tu princesa, lo recuerdas?"

"Siempre mi amor, jamás te fallare, eres mi princesa, mi única princesa."

Talía y Niurka no dijeron nada, y salieron de ahí.

—Se le pasará pronto.— fue lo que dijo talía y camino hasta la cocina.

Un Ángel Llora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora