Capítulo 1 Lucia, Valeria y Valentina

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Había una vez... una historia que no empezaba así. Por una vez olvidemonos de esas palabras. Así que... comencemos por lo esencial.

Muchas historias bonitas comienzan con bellos paisajes o castillos enormes o paisajes de ensueño o simplemente gente feliz que descubre algo maravilloso y es feliz, lo malo de esas historias es que no cuentan o describen la realidad....y así comienza esta pequeña, gran historia que no es solo una historia, es mi historia, la cual tiene un poco de todo.

Yo asistía a un privilegiado colegio, uno de los más importantes de toda la ciudad donde vivía, el cual quedaba un poco lejos de mi casa. Pero de todos modos iba caminando a casa, porque no había nadie que me lleve. Mi caminata solía ser solitaria... Nadie se juntaba con alguien como yo, no era mala persona, solo que no tenía amigas o amigos, admito que era tímida y me daba un poco de vergüenza acercarme a las personas.

Se podría decir que tenía la vida más aburrida, lejos de toda emoción. Y ahí estaba yo, una simple chica con cabello largo y recojido en dos colitas.

Era un día normal camino a mi casa -como todos los días- no iba pensando en nada particular porque no sabia ni que pensar, hasta que escuche un estruendo, una explosión, había sucedido algo. Me acerqué un poco al lugar donde provenía el ruido. Solo había humo que no se disipaba tan fácil.

Creí que había afectados y siempre he tenido la compulsión por ayudar a las personas, así que llamé a emergencias, creo era muy exagerado, pero lo hice. Cuando llegaron registraron la zona y no había nada, era como si nada hubiera pasado, pero ¿cómo? Había humo y además yo vi salir rayos de un edificio... Los de emergencia me regañaron y me advirtieron que no vuelva a hacer llamadas de broma. Llegué tarde a casa, mi abuela estaba preocupada. Le conté la verdad, después de todo casi siempre era sincera con ella. Casi siempre.

Ella solo guardó silencio también hice lo mismo. Pero no me quede callada esperando a que ella hablará, le seguí insistiendo.

- Lucia, ve a tu cuarto por favor -imploró mi abuela.

Subí rápido, no quería que me viera llorar, realmente no entendía porque no me creyó. Noté que en toda la conversación estuvo nerviosa, nerviosa por lo que habia visto o por lo que me hubiera pasado. En aquel entonces no descubría aún que yo era una hechicera y tal vez por eso tampoco entendí las razones de mi abuela.

A la mañana siguiente note cosas raras en mi pero realmente no supe con claridad que era, así que no le preste mucha importancia, bajé rápido, se me había hecho tarde tenía escuela hoy ... Mi abuela no se encontraba, fue al supermercado, así que estaba sola en casa.

Debido a que bajé un poco tarde, dejé mi maleta en mi cuarto, casi subo por ella, pero ella bajo sola... la mochila bajo levitando, claro que me asuste un momento, y la mochila cayo a mis pies.

Para mí, todas esas cosas eran raras -claro que tu mochila levite lo más normal del mundo- pero de todas maneras segui con m vida normal y aburrida, como si nada hubiera pasado. Después de la escuela, iba pensando en cualquier cosa que no me di cuenta como llegué a estar dos metros del suelo, empecé a asustarme y al parecer las personas no miraban que en el cielo se hallaba una chica gritando y pidiendo ayuda; de un momento a otro la cosa en la que estaba trempada se desvaneció, sentí el viento en mi cara, ya que, estaba cayendo muy rápido. Y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en el piso, sin ningún rasguño, como si nada hubiera sucedio.

No me pregunten que paso, tampoco lo entendi en su momento.

Para continuar les presentare a dos personas que tendrán un gran impacto en mí.

Valeria, hija del profesor, científico y astrofísico Diego -es una de las personas más divertidas que podrás conocer- vive junto a su papá, su mamá y su pequeña hermana menor, la niña más molestosa que podrás conocer. Tener que soportar a su hermana menor no era el único reto de Valeria, su mamá era un caso completo, era de esas madres que amaba que sus hijos sean el mejor en todo y cuando no lo hacían, te regañaban. Que sean perfectos y cumplan sus caprichosas, hasta al punto e querer escoger con quien andas, si asi era la mamá de Valeria. Todos los días pasaba a visitar a su papá a laboratorio que quedaba muy cerca del colegio donde estudiaba -justo el mismo colegio que yo y nunca me junte con ella que raro ¿no?- y eso era gran parte de la vida de Valeria, una chica de promedio medio, de cabello recojido en una coleta cafe oscuro y delgada, amante de los gatos y gran amiga.

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