« ¿Podríamos quedar a las 17:30 en Fuente Dulce?».
Arrugo el papel roto de cuaderno donde Pablo ha escrito la nota mientras le miro para que se dé cuenta de cuál es la respuesta. Pablo hace un gesto de molestia al ver mi reacción, pero me da igual. Por nada del mundo voy a quedar con él.
A la hora del recreo, Pablo me aborda por detrás.
―¿Cómo quieres que te muestre que he cambiado si no me das la oportunidad?
―No quiero que me muestres que has cambiado -le respondo borde -. No quiero nada contigo. No voy a darte otra oportunidad. Mejor céntrate en tu relación con Luna, porque como se entere de tus verdaderas intenciones, no tardará en dejarte.
Acelero el paso para alejarme de él, pero él hace lo mismo.
―Sé que has estado en el Hospital y estoy preocupado por ti, Chi.
Por primera vez desde que vino a Zaragoza, Pablo ha usado el diminutivo de mi nombre con el que me llamaba cuando eramos pareja. Una punzada de dolor me invade el corazón al escuchárselo de nuevo.
―¡No me llames Chi! -le advierto. Has perdido el derecho a llamarme así -. ¡A buenas horas te preocupas por mi, majo!
Suelto una carcajada de incredulidad. Este chico cada día me sorprende más... Pablo suelta un suspiro demasiado audible.
―Me he dado cuenta de que te echo de menos.
―Yo no -me encojo de hombros. La cara de Pablo muestra el dolor que siente, pero no me importa, no me ablanda -. Y te aconsejo que dejes de intentar volver conmigo, porque nunca lo conseguirás y será tiempo perdido. ¡Ah! Y también te aconsejo que, si no sientes nada por Luna, no sigas con ella. Evita hacerle el daño a otra persona que no se lo merece.
Dejo a Pablo plantado, quizás esté reflexionando sobre lo que le he dicho o, quizá, no está pensando en nada... La verdad, no me importa.
―¿Preparada para las vacaciones de Navidad? -me pregunta Antonio mientras recoge sus cosas de las mesa.
Ya ha sonado el timbre de las 14:30, lo que significa que empiezan las vacaciones por Navidad y hasta el año que viene no tenemos que regresar al instituto. Un periodo de descanso, de reuniones familiares...
Una Navidad diferente para mí, por primera vez, no vamos a estar toda la familia reunida. Por primera vez, no pasaremos este periodo en Italia, como en otras ocasiones. No veré a mi familia italiana. Me duele, pero no quiero dejar a mi madre sola en estas fechas y, mucho menos, coincidir con mi padre, ya que gracias a un amigo en común de mis padres, sabemos que se va a a pasar estos días allí.
―Serán unas navidades distintas... Todos los años las pasábamos en Italia -hago una mueca mientras cierro la cremallera de mi mochila.
―Así te libras de cenar lentejas en Nochevieja -bromea Antonio, haciendo alusión a esa tradición italiana.
―¡Gracias a Dios! -bromeo, riendo. Me coloco la mochila en la espalda.
―¡Feliz Navidad y próspero Año nuevo! -me desea mi tutor.
―Igualmente, Antonio -le dedico una sonrisa -. ¡Hasta el año que viene!
Cuando estoy llegando a la puerta del instituto, escucho la voz de mi hermano entre el pequeño gentío de estudiantes que salen.
―Si ella te ha dicho que no, es que no. No voy a convencerla para que haga algo que no quiere y menos si es para ti.
―Por favor, es importante -insiste Pablo.
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La riqueza del corazón || Alex Hogh Andersen || #Wattys2019
Teen FictionLas decepciones en sus amistades han hecho que Chiara no confíe en nadie y que haya perdido el interés en hacer amigos. Para ella, el maravilloso mundo de los libros es la mejor compañía. Los libros nunca te fallan, no te engañan. Alex, un joven de...