―¿Por qué no viniste?
Pablo me encierra entre sus brazos y las taquillas. Sé que está intentando mantener la calma, pero en el fondo está enfadado. Muy enfadado.
―Porque no quiero hablar contigo -respondo obvia.
Con un gesto rápido me cuelo por debajo de su brazo derecho, pero me agarra fuerte de la muñeca, impidiéndome escapar.
―Estabas con él, por eso no viniste ¿no? Porque estabas con el vagabundo ese -dice con desprecio.
―Se llama Alex y ¿me has seguido? -Con brusquedad, le aparto su mano de mi muñeca.
―Claro, ¿cómo si no voy a saber que estabas con él? -Lo dice como si fuera lo más normal del mundo.
*Flashback*
Estoy haciendo una ruta por el Casco Viejo para que mis primos italianos lo conozcan, mientras les explico la historia de algunos de los edificios que nos encontramos. Tanto mis primos como yo somos curiosos y nos gusta saber datos interesantes de los lugares que vemos.
―Chiara -Thiago se detiene -, ¿no conocerás al chico que está apoyado en la farola? El que está vestido con un pantalón corto verde y una camiseta blanca. Creo que nos está siguiendo.
―Yo también tengo esa percepción -apunta Tomaso.
Dirijo mi mirada hacia la farola con disimulo y mis ojos se abren como platos al descubrir que se trata de Pablo, mi ex. Lleva dos días insistiéndome en quedar para hablar, pero yo he pasado de contestarle e, incluso, le he bloqueado. Mis primos me miran expectantes.
―Por su cara, creo que lo conoce y que no es de su agrado.
―¿Es cierto lo que dice Tomaso? -inquiere Thiago.
―Sí. Voy a ir a hablar con él un momento. Esperad en la terraza del bar -les señalo el bar.
Mientras mis primos ocupan una de las mesas, yo me encamino hacia Pablo, que no aparta su mirada de mí, incomodándome. Puede que me arrepienta, pero no quiero que siga persiguiéndonos, porque mis primos perderán la paciencia y le exigirán una explicación. Y eso puede acabar mal.
―¿Quién son? -me exige con tono autoritario.
―A ti no te importa -le respondo en el mismo tono.
―Hace apenas una semana que lo hemos dejado ¿y ya estás buscando otro rollo?
―Tú te lo buscaste mientras estabas conmigo, así que no veo dónde está el problema -me encojo de hombros.
―¡Ya hemos hablado de ese tema! -me chilla mientras me agarra fuertemente de las dos muñecas.
―¡Suéltame! -le pido, tranquila, pero lo único que consigo es que me sujete con más fuerza -¡Suéltame! -le chillo. No quiero que mis primos puedan ver esa escena.
―No hasta que no me digas quién son ellos.
―¡Suéltala! -le advierten dos voces por detrás de mí. Son mis primos.
―¡Oh! Han venido a defenderte -chulea Pablo -. ¿Y si no quiero? -les reta.
Mis primos no entienden mucho español, pero al ver que no me suelta, deciden actuar. Tomaso le propicia un puñetazo en la cara, haciendo que sus manos se suelten de las mías y se dirijan hacia la zona dolorida.
Mierda.
Conozco esa mirada de Pablo y eso solo significa una cosa: va a pelear. Thiago aparta a Tomaso, mientras otra persona hace lo mismo con Pablo, frenando así la pelea que ha surgido. Después, Pablo se marcha.
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La riqueza del corazón || Alex Hogh Andersen || #Wattys2019
Ficção AdolescenteLas decepciones en sus amistades han hecho que Chiara no confíe en nadie y que haya perdido el interés en hacer amigos. Para ella, el maravilloso mundo de los libros es la mejor compañía. Los libros nunca te fallan, no te engañan. Alex, un joven de...