Capítulo 8. Elliot

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Los brazaletes que llevaban Chloe, Mary y Miranda eran por su protector

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Los brazaletes que llevaban Chloe, Mary y Miranda eran por su protector... O protectores, porque los tres eran diferentes.

—Jacob... ¿puedo preguntarte una cosa? Te prometo que será la última que haga.

—Puedes preguntarme lo que quieras, por tu bien...

—Vale... —Hice una pausa— Siempre insistían en no estar en la calle de noche... ¿quiere eso decir que aquí dentro estamos a salvo?

—Sí. Ellos no pueden entrar si no les damos permiso. Igual que nosotros no podemos entrar sin permiso en la casa de un vampiro.

—¿Lo último es en serio?

—Totalmente.

—Eso... no me lo esperaba en absoluto.

—Ya, no existe en ningún libro que conozca, pero bueno, aquí los vampiros son bastante clásicos salvo por algunos aspectos. Por eso están prohibidos los crucifijos, las estacas y el agua bendita. No sé si te has dado cuenta, pero no hay ni un solo cura en la ciudad.

Suspiré bajando la mirada, me sentía un poco aturdida.

—Mira... sé que es difícil de asimilar. Yo estaría igual que tú si no hubiese nacido aquí. Ya lo irás digiriendo, mientras no salgas de noche y no invites a nadie a entrar, todo estará bien.

Asentí con la cabeza y aparté la mirada, reflexionando tanto en nuevas preguntas como en sucesos pasados que cobrasen sentido ahora que tenía toda la información.

—Por esto me decían que era mejor que me fuera... —Suspiré— y por esto le pusieron ajo a la cena... para comprobar que era humana.

—Exacto —dije, asintiendo con la cabeza—. También por eso te mirábamos fijamente mientras probabas la comida.

—¿Cómo?

—Sí. Oí a Alison hablando con Peter cuando creían que estaba dormido, pero aún seguía despierto. Le dijo que se sentía mal porque seguro que te habrías pensado que te mirábamos así por algo malo.

Fruncí brevemente el ceño, apartando el rostro.

—Procuré pensar que solo estaban esperando mi veredicto porque querían causar buena impresión.

—Vaya. Se lo diré a Alison, así se sentirá mejor. Aunque no creo que siga con eso en la cabeza, la verdad.

Me quedé callada unos segundos antes de lanzar la otra cosa de la que me había dado cuenta.

—Por esto me decían que era mejor que me fuera... no eran una mafia, eran vampiros.

Suspiré.

—Claro que no son una mafia, pero sí algo parecido. Aunque también parecen una secta.

Sentí un escalofrío.

—Tienen que contarme muchas cosas... La verdad... es que estoy muy asustada.

Morganville Chronicles #1 - La debilidad de ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora