Capítulo 34. La quietud esperada

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La ejecución de Elliot y sus secuaces se realizó durante la noche

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La ejecución de Elliot y sus secuaces se realizó durante la noche.

El motivo estaba claro: había muchos vampiros que querían estar allí para ver al cabecilla arder, como Charles, pero la razón más importante era que Amelie quería que hubiese testigos.

Solo hubo un vampiro que me dio lástima. Se llamaba Frederick y dijo que solo había estado con Elliot porque le tenía miedo. De verdad parecía aterrado, pero a nadie le importó y agradecí no estar allí desde el principio del acto de las ejecuciones.

Tampoco llegué a ver a Petra arder.

Habían dado una especie de tregua para que los humanos también pudiesen acercarse a presenciar el acto y Roxanne también había acudido.

Era extraño estar allí, porque según me habían dicho, era la "zona vampírica", una especie de barrio para el ocio nocturno, solo para vampiros.

Roxanne se había quedado en casa para cuidar de Susan, pero yo sospechaba que simplemente no quería volver a ver a Elliot nunca más, porque la pequeña de las Porter se podría haber quedado con una amiga de su madre.

Alice, por otro lado, sí que estaba en la zona vampírica con una mirada de desprecio que jamás le había visto y que nunca habría imaginado que vería en su rostro. Lo entendía, por lo que me había contado Roxanne de ella podía intuir que su madre necesitaría mucha ayuda psicológica después de perder al amor de su vida.

Sabía que Roxanne también necesitaba apoyo, había oído cómo había llamado papá a Nathan justo antes de que fuese asesinado, y yo iba a estar ahí para ella.

Por mi parte, no tenía ninguna intención de regodearme en el sufrimiento de Elliot al morir quemado, solo estaba allí para acompañar a Jacob —aunque hubiesen venido también Alison y Peter— y para asegurarme de que aquel psicópata no podría volver a hacernos daño.

Acquamarine fue la penúltima en ser ejecutada y la primera a la que oí gritar. Fue horrible ver cómo tenían que llevarse a Mavin a rastras porque no se separaba de ella. Se daban la mano a través de la jaula en la que la habían encerrado y Mavin suplicaba que no la ejecutaran, repetía lo mismo que había dicho en el juicio: Acquamarine se había dejado influenciar por Julian. No obstante, la que había tomado de algún modo el papel de fiscal —una tal Agatha Dunne— le había ordenado que se callara, pues Acquamarine ya estaba a años luz de ser una adolescente influenciable.

Morganville Chronicles #1 - La debilidad de ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora