Capítulo 14. Extensión de la realidad

40 4 37
                                    

Una bruja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una bruja. Roxanne era una bruja.

Habíamos hablado largo y tendido sobre el tema y ambas habíamos alucinado por la existencia de esos seres. Yo por las brujas y ella por los vampiros.

También dijo que había sido afortunada, porque había cruzado palabras con un vampiro que aparentaba nuestra edad que, lejos de intentar hacerle daño, fue bastante amistoso.

Eso, por desgracia, no aseguraba que no quisiera hacerle daño, porque a mí me había pasado lo mismo con Elliot.

Y hablando de él... no pude contarle a Roxanne lo de Jacob y Elliot, pero ella lo entendió porque se trataba del secreto de otra persona y no mío.

De vuelta a mi casa, acompañada de Jacob una vez más, pensé que era mejor no decirle nada; pero necesitaba contárselo a alguien, pero no supe si era mejor desahogarme con Peter o con Alison.

Al final no tuve que elegir, porque solo estaba Peter en la casa. Pero no sabía cómo decírselo sin que Jacob, que estaba haciendo vida diurna todavía, me oyese.

La respuesta llegó cuando ambos se metieron en sus respectivas habitaciones.

Caminé sin dudarlo hacia la de Peter y toqué en la puerta, anunciando que era yo.

Con una palabra me invitó a pasar, así que abrí, entré y cerré tras de mí.

Peter había estado leyendo en su cama hasta mi llegada.

El dormitorio de Peter no distaba mucho del de Jacob. Realmente las habitaciones de los cuatro eran iguales, solo que con diferente decoración y distribución; aunque nunca había entrado en la de Alison suponía que no sería la única distinta.

En el caso de Peter y Jacob, incluso tenían casi las mismas cosas: CD de música, algunos videojuegos, fotos... La única diferencia notoria que había era que la de Peter estaba mucho más ordenada que la de Jacob.

—¿Qué tal esta fiesta de pijamas, Vic? —Me preguntó, mirándome con una sonrisa amable, un gesto que lo caracterizaba mucho.

—Bueno... —Empecé a decir, frotándome un brazo— nadie intentó alimentar a un vampiro conmigo esta vez...

Él se rio, pero luego pareció preocuparse.

—No suenas muy alegre... ¿no fue bien?

—Me lo pasé bien, Roxanne es guay, pero... —Suspiré con pesadez— ¿Me puedo sentar?

—Claro —dijo señalándome la cama con una mano y atento a mi rostro.

—Mira, a última hora su madre tuvo que salir por la noche, ni idea de a dónde; pero no se lo digas a Jacob, por favor, ni eso ni nada de lo que te voy a contar.

Peter hizo una mueca.

—Victoria, me estoy preocupando. ¿Qué pasó?

Y... sin más, se lo conté.

Morganville Chronicles #1 - La debilidad de ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora