Capítulo 4: Autocontrol

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DEVON

Me encontraba sosteniendo la bolsa de entrenamiento con fuerza para que Thomas le diera golpizas e intentara moverme de mi lugar cuando escuché la voz de Jackson.

–¡Miren quién ha venido a la práctica! –comentó él por lo alto.

No me molesté en mirar para ver de quién se trataba, sabía que ellas se encontraban allí desde el momento en el que Tania y Amber habían subido por a las tribunas.

Había escuchado la risa de la rubia en la distancia.

Aunque yo no me había dispersado ante el comentario de mi compañero, el resto de los tíos que se encontraban alrededor habían dejado de entrenar para mirar en su dirección.

–¿Hablas de mi hermana? –preguntó Thomas para luego continuar golpeando el saco.

–No inútil, la nueva. ¿Cuál es su nombre? Amber. ¿Verdad?

Jack ahora se encontraba a unos pocos centímetros de nosotros, pero no dejamos que su repentino interés por conversar nos distrajera.

Thomas, ahora concentrado en cada golpe, parecía ajeno a las palabras de el intruso. Pero lo que había dicho, y el tono que utilizó, pareció alertar todos mis sentidos.

–Elige tus próximas palabras con cuidado Jack. –le advertí con tranquilidad mientras dirigía mi mirada por segundos en su dirección, para luego volver a concentrarme en los puños de mi amigo.

–¡Relájate! No he dicho nada –se excusó–. De todas formas, no es necesario hablar, todos sabemos que eventualmente me meteré entre sus piernas.

Aquel comentario golpeó en mi interior como ningún puñetazo de Thomas había hecho en todo el entrenamiento.

Sentí como un repentino enojo comenzaba a encenderse en mi interior, algo parecido a lo que había sentido el primer día de clases con el comentario de Thomas, pero este se sentía cien veces más fuerte.

De repente, mi mente perdió el control de mi cuerpo, liberando una bestia que no sabía que vivía dentro mío.

En cuestión de segundos, me desprendí del agarre de la bolsa de entrenamiento, provocando que Thomas chocara contra ella y cayera al suelo para luego ir al encuentro con Jack.

Me quité el casco de un tirón y tomé al rubio de los hombros para luego derribarlo, haciendo que su cabeza protegida por su propio casco chocara contra el piso.

Rodeé su cuello con una mano y lo miré fijo a los ojos, no sabía lo que hacía, pero en aquel momento parecía hacer lo correcto.

Jack ahora tomaba con ambas manos la muñeca que amenazaba la circulación de su sangre.

–Has el más mínimo movimiento y te dejaré inconsciente. –lo amenacé.

Mi voz sonó más grave que nunca, pero pareció tener efecto en él, porque se limitó a mirarme a los ojos y respirar con dificultad.

–Devon, me estas quemando. –se quejó con la respiración entrecortada.

El rubio estaba esperando mi próximo movimiento, pero aquel no llegó.

Su peculiar comentario me extrañó, e hizo que mi mente volviera a tener el control sobre mis acciones, se suponía que lo estaba estrangulando, no quemándolo.

Lo liberé de mi agarre, me puse de pie y le tendí mi mano para ayudarlo a levantarse.

Una vez que Jack se enderezó, noté como él observaba su mano por un instante, y recordé nuevamente su comentario.

El heredero de fuego [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora