DEVONTodavía nos encontrábamos dentro de la cama junto con la rubia cuando se me ocurrió chequear la hora en mi móvil, habíamos prendido la tele para pasar el tiempo antes de comenzar a prepararnos para salir al bar.
Cuando leí que ya eran las 9:20 p.m., le advertí sobre la hora a Amber para luego observar como ella se despegaba de mi cuerpo y me abandonaba antes de comenzar a alistarse.
Permanecí otros diez minutos en la cama antes de levantarme. Y cuando me decidí por comenzar a prepararme para salir, me coloqué una camisa bordó oscuro y los pantalones negros de siempre, para luego volver a reunirme con ella en el baño.
La rubia ahora llevaba un vestido blanco de tirantes, que le quedaba increíblemente sexi. La tela fina se pegaba a su piel, moldeando cada curva de su cuerpo a la perfección.
No pude evitar alertarme al pensar que debería luchar duro por contenerme para no sacarle los ojos a los pervertidos mirándola en aquel bar, pero decidí disimularlo, porque sabía que la rubia no cambiaría su atuendo por mis estupidos celos.
Sin pensarlo dos veces, la tomé por detrás mientras ella se inclinaba levemente en el mármol para maquillarse.
–¿Lista? –le pregunté al oído.
Ya eran las 9:40 p.m, y no estaba seguro de qué tan lejos quedaba el lugar.
–Ya casi. –habló ella con apuro mientras colocaba todas las cosas dentro de un pequeño bolso.
–Bien, te espero. –la tranquilicé antes de retirarme.
Cuando volví a la habitación, me senté al borde de la cama para colocarme mis botas y, cuando volví a dirigir mi vista hacia arriba, Amber ya me esperaba con su abrigo puesto.
–¿Vamos? –propuso ella.
–Vamos.
A eso de unos 15 minutos, estacionamos en la vereda de la calle en donde se encontraba el bar, y luego de caminar media cuadra, esperamos a un costado de la corta hilera de personas.
Me percaté que una pareja esperando en la fila parecía salida de una película de época por sus extraños atuendos, pero no le di mucha importancia al respecto.
Luego de unos minutos, una puerta que se encontraba al lado de la entrada principal se abrió, Sarah ahora nos sonreía de oreja a oreja y nos indicaba con la mano que entráramos.
El lugar estaba bastante oscuro, pero no pasé por alto lo extraño que vestía la gente allí dentro.
Caminé junto con la rubia y su amiga hasta una mesa, en donde nos esperaban otras dos tías que parecían emocionadas por ver a la rubia.
Pero lo que me alertó fue que claramente llevaban puesto disfraces, una era una monja con sangre en todo el cuerpo, la otra llevaba un traje de astronauta, y Sarah parecía estar vestida de jugador de fútbol americano.
Sonreí al observar como sostenía la pelota y noté la cara de espanto de la rubia al reconocer que ella no llevaba un disfraz.
–Sarah, no me has avisado que era una fiesta de disfraces. –protestó Amber con enojo.
Su amiga ahora la miraba relajada.
–Tranquila, ahora les busco algún accesorio para usar. –la intentó calmar para luego retirarse.
En parte, agradecía que su amiga no se hubiera percatado de comentarle a Amber que se trataba de una fiesta de Halloween, porque la rubia no hubiera logrado ponerme un disfraz ni que me rogara de rodillas.
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El heredero de fuego [Terminada]
Roman d'amour"El universo ha jugado a invertir los roles, y esa rubia de ojos verdes había sido enviada para enseñarme una lección." Cuando Amber se ve obligada a mudarse a Portland, tiene que despedirse de su vida en Nueva York y su escuela de elite para termi...