Capítulo 23: La casa del lago

6.2K 471 211
                                    


DEVON

Observé como aquel idiota soltaba el brazo de la rubia y esperaba mi llegada.

–¿Todo en orden? –pregunté mientras miraba a Amber, intentando descifrar su expresión en la cara.

–Si, no te preocupes, Trevor ya se iba. –comentó mientras le daba unas palmadas en el pecho al de cabello negro.

El tío era alto, pero yo le sacaba un par de centímetros y parecía más delgado que yo, podía ganarle fácil una pelea.

–Trevor Van Doren, un gusto. –se presentó él mientras me ofrecía su mano como si fuera importante.

¿Quién mierda se creía que era?

–Devon –acepté su saludo con pocas ganas, no me agradaba aquel sujeto–. ¿Vamos? –le pregunté a la rubia.

Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos para hacerle entender al tío que Amber era mía.

–Si, adiós. –la escuché despedirse de él mientras comenzaba a llevarla hacia mi vehículo.

Abrí la puerta del acompañante y esperé a que entrara para luego cerrarla.

Mientras rodeaba el vehículo, dirigí mi mirada hacia aquel idiota. Que caminó hacia un Tesla rojo aparcado unos autos delante de mi Jeep y se introdujo en él.

Luego de que me subiera a mi auto, la escuché hablar.

–No gastes tu energía en Trevor. –intentó quitarle importancia al asunto.

Pero ignoré su pedido, me encontraba a la defensiva y me negaba a pasar por alto la vibra que me había transmitido el tipo.

–¿Quién era? –pregunté molesto.

–El hijo del socio de mi padre. –comentó sin más.

–Ten quitado, hay algo que no me gusta de ese tío. –le advertí mientras ponía en marcha el motor y comenzaba a andar.



Luego de conducir por una hora, aparqué el Jeep detrás del auto de los mellizos y escuché el motor apagarse cuando saqué la llave del contacto.

Habían unos veinte vehículos estacionados desordenadamente en distintas partes del amplio terreno, éramos los últimos en llegar.

–¿Esta es la cabaña del lago de Matthew? –me preguntó la rubia mientras acercaba su cabeza hacia el vidrio para obtener una mejor vista a la casa de piedra y madera de tres pisos.

Era más grande que mi propia casa y contaba con lujosas decoraciones, un jacuzzi y una lancha al final del amplio muelle que se extendía en el final del terreno.

–No eres la única con padres ricos rubia. –le expliqué con una sonrisa, intentando picarla.

–Lo sé, pero yo no tengo dos casas.

A ella no pareció molestarle mi comentario, porque todavía se encontraba admirando la construcción que teníamos en frente.

–Vamos. –instruccioné para luego bajar del vehículo.

Caminamos hasta la puerta de entrada y nos invitamos a pasar por nuestra cuenta.

Sabía que aunque tocara el timbre, ninguno de los que se encontraban allí lo escucharían.

Tomé de la mano de Amber para guiarla a través de las habitaciones hacia la parte trasera de la construcción.

Al llegar hasta la cocina, divisé a Thomas en el jacuzzi, se encontraba hablando con Maya, la pelirroja con la que mi amigo cursaba una de sus clases.

El heredero de fuego [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora