Capítulo 17: Las llamadas

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DEVON

La carta de invitación a la boda de mi padre había llegado sin advertencia a mi casa, y mi madre había tenido el descaro de dejarla en la mesa de la cocina para que yo la encontrara.

Tenía escrito mi nombre a mano y decía:

"Christopher y Ely participamos a usted de nuestro casamiento que se llevará a cabo en la Capilla de St Mary en la localidad de Nueva York, el día 10 de Noviembre del 2018, a las 13:00 horas. ¡Te esperamos!"

¿Así que así sería? ¿Mi padre me invitaría a su casamiento como si fuera un conocido? Ni siquiera se había preocupado por llamar el imbécil.

Escuché mi celular sonar en mi pantalón y le di un último buen golpe a la bolsa de boxeo que desde ayer colgaba del techo de mi habitación, para luego tomar el aparato de mi bolsillo.

Mi cuerpo se encontraba sudado y ardiendo de calor, y mi habitación ahora estaba completamente destruida.
Mis libros estaban esparcidos por el piso, el vidrio de la lámpara de mi mesada rota y las sabanas de mi cama desordenadas.

Al dirigir mi vista al celular, un número desconocido figuraba en mi pantalla y, aunque ya tenía el contacto de mi padre en mi móvil, supuse que era él, que finalmente se dignaba a llamar.

–Christopher, me importa una mierda lo que diga mama. No iré a festejar tu nueva vida y actuar como si me me importara tu compromiso. –impuse con voz amenazante y la respiración agitada.

Al ver que no obtenía respuesta alguna, la idea de que podría estar hablando con la persona equivocada apareció en mi cabeza.

–Devon, es Amber. –habló la rubia con temor desde el otro lado.

Pero no le hacía falta identificarse, la reconocí en el momento que su voz pronunció mi nombre.

–Lo siento, creí que eras alguien más. –me disculpé con sinceridad.

Aquellos insultos no eran para ella.

–Está bien –contestó–, escucha –la esperé mientras parecía elegir sus palabras–... Sobre lo que te he dicho hoy... lo siento, no hablaba en serio.

Su confesión había llegado sin aviso, pero en el momento que más lo necesitaba.

Me senté en la cama mientras sentía como mi respiración se normalizaba y mis latidos comenzaban a tranquilizarse.

Estaba a punto de responder cuando la escuché hablar una vez más.

–Pero igual pienso que lo mejor es no segui-

No dejé que terminara de hablar, quería dejarle en claro de una vez por todas lo que pensaba, antes de que me apartara por completo.

–Rubia, no hay ninguna regla que se aplique a ti, nunca las hubo –no estaba seguro de seguir hablando, pero sentí que había algo más por aclarar–... Porque no eres como el resto, no creo que logre satisfacer mis ganas y las cosas que deseo hacerte... No me cansaré de ti.

Por un momento, dude que aquellas palabras siquiera hubieran salido de mi boca, porque las sentí como un pensamiento. Pero un suspiro de su parte me lo confirmó.

Luego, un agudo pitido aturdió mi oreja, Amber había cortado la llamada sin respuesta alguna.

El martes decidí sentarme al lado de Tania, cambiando de lugar con Thomas.

Luego de aquella visita que le había hecho a Cassandra y mi absurda confección a la rubia, quería alejarme de ella todo lo posible.

Me sentía avergonzado, Amber había escuchado mi confesión y me había cortado.

El heredero de fuego [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora