Capítulo 16: Destrucción

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AMBER

La profesora comenzó a hablar en el frente, pero lo único que podía escuchar eran las agujas del reloj de pared colgado en la sala de ciencias moviéndose con el paso de los segundos.

La campana ya había sonado y el morocho todavía no aparecía.

Una parte de mi sabía que probablemente no asistiría a clase, pero la otra tenía la esperanza de que cruzara la puerta con una excusa barata que explicara el porqué de su retraso.

Me pasé la hora preguntándome en donde se encontraba, y castigándome a mi misma por preocuparme por él.

Por más de que Devon me atraía de una forma irracional, la realidad era que lo conocía hace tan solo un mes, y por lo poco que había descubierto, no era más que un idiota desalmado que no sabe como tratar a las mujeres y lo único que le importa es el sexo.

Así que tendría que comenzar a negar todo sentimiento que tenía hacia él y convencerme de que lo único que me atraía era su perfecto físico, esos ojos hipnotizantes y la forma en que se reía cuando escuchaba a los mellizos pelear...

Sería una tarea difícil, pero necesitaba sacármelo de la cabeza antes de que fuera demasiado tarde.

No podía enamorarme, lo único que ganaría con eso era un camino recto con destino a un corazón roto, el mío.

Luego de clases, me dirigí hacia mi auto junto con Tania, que me había preguntado si la podía llevar a la casa ya que Thomas se llevaría el auto.

Nos introdujimos en mi Audi junto con mi amiga y lancé mi mochila al asiento trasero para luego poner en marcha el motor.

Me hice paso cuidadosamente con el auto entre los alumnos caminando por el estacionamiento para comenzar a andar en dirección hacia la casa de Tania.

Nos encontrábamos a unas pocas cuadras de su calle cuando caí en la cuenta de que Devon podría estar rondando por la zona.

–¿Te encuentras bien? –preguntó mi amiga.

Desvié la mirada del volante por un momento para disimular mi nerviosismo con una sonrisa, ella ahora me miraba confundida.

–Si, ¿porque lo dices?

–Pues porque estás apretando el volante como si fuéramos a chocar en cualquier momento. –me explicó mientras señalaba mis manos.

Luego de prestarle atención a mis nudillos pálidos por la presión, relajé mi agarre.

Hice girar el volante para dirigir el auto en la calle en donde ambas casas se encontraban.

–Estoy bien.

Intenté sonar lo más relajada posible mientras miraba por mi ventana, intentando identificar rastros del morocho. Pero la puerta de su garaje se encontraba abierta, y el único auto dentro era el de su madre, no había señales de su Commander negro.

–No está en casa, si eso es lo que te preguntas. –me leyó la mente Tania.

Estacioné en frente de la casa de los mellizos, para darle una última mirada a la casa de Devon, la luz de su habitación se encontraba apagada.

–¿Ha sucedido algo entre ustedes dos? –indago mi amiga.

La miré a los ojos para intentar parecer segura de mis palabras.

–No, todo está bien. –mentí descaradamente para luego esbozar una sonrisa de costado.

–Bueno, nos vemos mañana. –se despidió ella con un tono un tanto extraño.

El heredero de fuego [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora