AMBEREl viernes luego de clases, estacioné mi vehículo afuera de la casa de los mellizos, y junto con Tania bajamos de mi Audi para entrar en su hogar.
Cuando llegamos a su habitación, me aseguré de que mi amiga no estuviera observándome, antes de asomarme a la ventana y desviar mi mirada a la casa del morocho.
La puerta del garaje se encontraba cerrada, y no había luz proveniente de su habitación, así que no logré confirmar si se encontraba en casa o no.
–¿Qué haces? –me delató la morocha, demasiado cerca de mi rostro.
Luego de pegar un pequeño salto por el susto, me alejé de la ventana.
–Nada. –oculté lo obvio.
–¿Porque se han peleado esta vez? –curioseó ella.
Aquella semana, con Devon no nos habíamos dirigido palabra en clase, y cuando nos cruzábamos por los pasillos, ambos nos apuñalábamos con la mirada. Algo que claramente no había pasado por alto ante nuestros amigos.
–Una tontería. –hablé.
Pero era todo lo opuesto, Devon había acusado a mi padre de asesino, había hablado de él como si fuera un criminal.
No habían chances de que mi padre estuviera involucrado en algo como eso, y tampoco era posible que haya vuelto a cazar.
Cuando el hijo de un cazador cumple 18 años, la sangre divina del cazador se apaga y el bronce arsénico ya no funciona en manos de ellos, lo que quiere decir que ya no tiene la habilidad de enviar infranos devuelta a donde pertenecen.
Lo único que tenía sentido era que, lo que Devon había presenciado, no había sido más que una simple compra de armas para las futuras cazadoras.
En uno de mis entrenamientos, le había preguntado a mi padre de dónde ha sacado tantas armas, y me había comentado sobre la ayuda que él le brindaba a la cámara de cazadores.
–¿Quieres ir a ahogar penas? –me preguntó Tania de repente.
Sin realmente darme cuenta, me había quedado paralizada, mirando hacia la pared mientras pensaba.
Todavía me encontraba en la ventana, pero me había sentado en la pequeña banqueta pegada a ella.
La miré con una sonrisa antes de hablar.
–¿A dónde?
–A Sammy's. –contestó ella.
Tardé unos segundos en recordar de dónde conocía aquel nombre, y al acordarme de la cita con el morocho, lo dudé.
–No lo sé... –hablé por lo bajo.
No estaba segura de querer volver allí.
–¿Porque no? –se interesó ella con energía–. Si es por Devon, él y Thomas han ido a la casa de Matthew. –me explicó ella, pronunciando el ultimo nombre con una tristeza disimulada.
Rápidamente, recordé el día de la fiesta en el bosque, ella me había comentado que acababa de terminar todo con Matthew.
–No es por eso –aseguré, para luego enfocarme en ella–... Creía que habías terminado bien con Matt.
La observé dirigirse a su cama para recostarse, rendida.
–Creí que sería fácil cortar nuestra relación, pero resulta que es más duro de lo que yo pensaba. –confesó con la vista fija en el techo.
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El heredero de fuego [Terminada]
Roman d'amour"El universo ha jugado a invertir los roles, y esa rubia de ojos verdes había sido enviada para enseñarme una lección." Cuando Amber se ve obligada a mudarse a Portland, tiene que despedirse de su vida en Nueva York y su escuela de elite para termi...