DEVONUnos minutos antes de salir, me coloqué una camisa de traje junto con unos pantalones de vestir negros, y utilicé mi saco negro de invierno como abrigo. No pensaba arreglarme más que eso, y la rubia ya estaba informada al respecto.
Cuando terminé de ajustarme las botas, me coloqué mi reloj de muñeca y recordé que uno de mis anillos ya no se encontraba en mi mano. Ahora los únicos que llevaba eran el anillo de ojo de serpiente y uno pequeño en el dedo meñique.
Había decidido regalarle a la rubia mi anillo mas viejo, porque ya no era la misma persona que cuando lo había conseguido, y Amber era la principal responsable de aquel cambio.
Me pareció lo correcto que ella tenga en su poder la parte de mí que ya no existía, como recuerdo del impacto que había hecho en mi vida.
También, aquel día en clase de ciencias, debí aclararle que no era el mismo anillo que había encontrado Cassandra en su departamento, aquel era de alguien más -probablamente de otro de los muchos que se tira por semana-. Y luego de observar como Amber pensaba al respecto, finalmente me creyó.
Unos segundos luego de terminar de prepararme, escuché como Thomas me llamaba gritando desde afuera, y cuando me asomé por la ventana, me encontré con los mellizos prácticamente corriendo hacia su auto.
Estaba lloviendo, y debían apresurarse a entrar en el auto para no mojarse demasiado.
Sin más que hacer, me dirigí escaleras abajo y me aseguré de cerrar la puerta a mi paso. Mi madre no se encontraba allí y la casa quedaría sola hasta que volviéramos del cumpleaños.
Junto con los mellizos, habíamos planeado una segunda fiesta en casa luego de que la de Amber terminara, porque sus padres habían organizado un aburrido catering que probablemente se llenaría de viejos amargados.
Aunque no lo haya aceptado, aquello no era lo que Amber quería, y la rubia se merecía festejar su cumpleaños como correspondía.
Atravesé la calle con prisas, percatándome de no pisar ningún charco de agua, y cuando me uní a ellos en el asiento trasero, me recibieron con una serie de comentarios al respecto de como iba vestido.
–Mierda Devon, tú mismo me has dicho que use corbata. –me replanteó Thomas desde el volante.
–Nunca te he dicho que yo iría con una. –lo corregí mientras le entregaba las llaves de mi casa a Tania, para que pudieran entrar en ella luego.
Me revolví el cabello para intentar secarlo de la lluvia y luego lo tiré hacia atrás sin mucha preocupación de como lucía, porque sabía que al rato se acomodaría por sí solo.
–Thomas, conduce que estamos tarde. –protestó la hermana desde el asiento del acompañante.
Tania tenia puesto un vestido negro de tirantes que estaba seguro que le llegaba a las rodillas. Lucía mejor que nunca, y supuse que había hecho el esfuerzo, porque Amber había invitado a mitad de la clase, y eso quería decir que Matthew se encontraría allí.
Durante el viaje, me acomodé en el medio del asiento y me pasé la mayor parte del tiempo en mi celular.
Por alguna razón, Cassandra me estaba escribiendo, preguntándome si podía ir a ayudarla con algo importante y, aunque ya le había dicho que iría al cumpleaños de Amber un millón de veces, parecía no querer dejar de insistir que no asistiera.
Pero no podía no ir a la fiesta de cumpleaños de la rubia, ya teníamos todo planeado con los mellizos y sus padres estarían allí. Sabía perfectamente que estaban esperando conocerme, y si cancelaba ahora, quedaría como un completo imbécil.
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El heredero de fuego [Terminada]
Romance"El universo ha jugado a invertir los roles, y esa rubia de ojos verdes había sido enviada para enseñarme una lección." Cuando Amber se ve obligada a mudarse a Portland, tiene que despedirse de su vida en Nueva York y su escuela de elite para termi...