16. Puente

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- ¿Pudiste recolectar lo que te pedí, Carl?

- Así es señorita Poché, está todo en la parte trasera del auto.

- Eres un sol Carl, muchas gracias - él asiente para luego adentrarse al auto.

Me dirigí a la parte trasera del coche, tomé la canasta y la bolsa que yacían allí, lo cerré y me di vuelta para caminar hasta donde se encontraba parada Daniela.

- Señorita Poché - giré mi cuerpo ante el llamado de Carl - ¿la espero o las dejo solas? - vi una pequeña sonrisa pícara en su rostro haciendo que mis mejillas quemen.

- Puedes quedarte si quieres Carl o irte y regresar en dos horas, lo que prefieras - él asiente y yo continué mi camino hasta aquella castaña que estaba parada admirando la vista del pequeño lago.

Estábamos en un parque, unos de mis favoritos. Éste contenía un lago, sobre éste yacía un puente que del otro lado habían varios edificios, juegos y rutas ya que era un lugar turístico. En el lado del que estábamos, era un parque algo grande, habían mesas, bancas y lugares para estacionar las bicicletas. Todo lo demás, era color verde, todo lo demás era pasto y árboles pero del otro lado del puente, era como una pequeña ciudad.

Me dirigí a una mesa de madera debajo de un árbol que, gracias a éste, interfiriría que el sol nos dé en el cuerpo.

Coloqué la canasta en el pasto, tomé la bolsa para sacar de allí un mantel para poder colocarlo sobre la mesa y otro para colocarlo debajo del árbol, sobre el pasto.

Saqué de la canasta un par de sandwiches, galletas, un envase que contenía jugo de naranja, fresas, uvas y kiwi cortado en trocitos. Coloqué todo sobre la mesa de la forma más natural posible para luego sacar un pequeño bowl y llenarlo un poco con fresas y colocarlo sobre el mantel que yacía a pie del árbol y al lado coloqué el pequeño tarro de nutella que había sacado de la bolsa.

Miré todo y creo que se veía bastante bien. Busqué con la mirada a esa hermosa castaña para verla aún, mirando el pequeño lago pero esta vez, estaba apoyada sobre el barandal.

Caminé hasta llegar hacia ella, me acerqué a su mejilla para dejar un tierno y lento beso allí. Noté que se exaltó un poco, al parecer estaba muy perdida en su mente.

Me coloqué a su lado recostada del barandal.

- ¿Te gusta la vista?

- Es hermoso - la escucho decir para luego fijar su mirada en mí - eres hermosa - se acercó y sentí como sus labios impactaban en mi mejilla, muy cerca de mis labios haciéndome soltar un pequeño suspiro.

- ¿Ese puente es lo que creo que es? - pregunta una vez que se separa de mí.

- ¿Cómo?

- ¿Es puente de candados? - pregunta esta vez, con una sonrisa en los labios.

Me giré para ver aquel puente y luego mirarla a ella.

- Así es ¿te gustan?

- ¡Siempre había querido visitar uno! - iba a salir corriendo pero la detuve poniendo mi brazo sobre su abdomen.

- Ha ha ha - negué con la cabeza - primero lo primero - hablaba "seria" y ella me mira confusa - Para pasar, necesitas pagar - la veo alzar una ceja, estaba a punto de reírme pero logré contenerme - Quiero un besito - y señale con mi dedo índice, mi mejilla.

- ¿Otro? - la veo cruzarse de brazos divertida.

- Otro - afirmé mientras hacía un puchero y me crucé de brazos igualmente.

La Nadadora Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora