12. Distanciadas

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Habían transcurrido seis días desde la entrevista en el área de la piscina del colegio.

El martes, un estudiante llamado Javier tuvo la estupenda idea de hacerle una broma al maestro de Matemáticas. El profe había salido un momento por unas copias mientras el increíble chico le había puesto una araña de plástico dentro de la taza que el maestro usa para tomar su café.

Y bueno, el maestro se espantó, la taza se rompió y el líquido caliente cayó en todo su escritorio y algunas gotas en su camisa blanca. El maestro había gritado preguntando por él o la responsable de aquel acto, todos reíamos (sí, hasta yo. ¿y para qué negarlo?) Ya que ninguno quiso delatar al culpable y mucho menos Javier se levantaría como buen samaritano a decir "Yo lo hice profe, mis disculpas"; toda la clase resultó culpable ante la broma del chico. Muchos empezaron a quejarse pero aún así, nadie dijo una palabra.

El maestro había decretado como "castigo" completar doce páginas del libro de mates para el día siguiente.

En ningún momento me quejé ya que para ser sinceros, las matemáticas, a pesar de odiarlas, las toleraba al punto de saber llenar los ejercicios. Pero... al parecer no muchos estuvieron de acuerdo com aquel castigo.

Sofía se puso de pie y delató al culpable con nombre y apellido. Habló tanto mientras señalaba al chico que hasta creo que lo describió como si fuera un asesino serial.

Sólo falta que le dijieras la dirección de donde vive pensé sarcástica.

Y bueno, creo que eso fue lo único "interesante" ocurrido en esta casi semana. Los chicos habían planeado una salida este fin de semana para ir a un club de karaoke, todos aceptaron su presencia menos yo, había dicho que no sabría si iría pero que avisaría cuando tenga una decisión exacta.

¿Motivo?

María José Garzón.

No había hablado con la pelinegra desde el día de la entrevista. Lo único que hemos hecho "como mucho" ha sido saludarnos en los pasillos y cuando nos sentábamos a comer con los chicos. El lunes, había intentado hablar con ella nuevamente a pesar de haber dicho que respetaría su pedido, pero simplemente evitaba hablar conmigo sobre ello. Ayer lo había intentado nuevamente pero justo cuando mencioné la palabra "beso" ella dijo:

¡Olvida lo sucedido Daniela!

Y decidí mejor no volver a sacar el tema.

Hoy Jueves, Poché tenía que entregar la entrevista redactada y quería preguntarle si todo había salido bien.

Estaba frente al mostrador de la cafetería, pedí un sandwich de jamón y queso con lechuga más un jugo de naranja.

Empecé a caminar para buscar la mesa que habitualmente ocupamos para dirigirme hacia ella.

- ¿Qué tal chicos? - saludé a los presentes.

- Hey Callesita - saludó Jaramillo, los demás asintieron con la cabeza en señal de saludo ya que tenía la boca llena, excepto Amalia.

- ¡Hola Avenida! - saluda Amalia, giré los ojos.

- ¿Tu también me dirás así? - dije con una sonrisa mientras abría mi jugo. Ya me había acostumbrado a que Kim me llamara así.

- Es pegajoso - se encogió de hombros y se dispuso a comer.

Agarré mi sandwich y le dí un mordisco mientras mi vista se dirigió hacia la chaparra de ojos indescriptibles quién tenía su vista plantada en su bandeja de comida.

Le dí un sorbo a mi jugo, limpié mis labios delicadamente con la servilleta y regresé mi vista hacia ella dispuesta a preguntarle sobre la entrevista, pero lo que no me esperaba, es que la había atrapado mirándome y al instante de que chocamos miradas, ella la desvía. Reí para mis adentros.

La Nadadora Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora