33. Encuesta

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POV Omnisciente

- La exposición la quiero para mañana - explicaba el maestro de Geografía - Llamaré por nombres aleatoriamente, por lo tanto, todos deben aprenderse el tema de exposición, sin más, pued... - sonó el timbre haciendo que todos se pararan de sus asientos y así salir de clase.

Era la hora del almuerzo, por lo cual, todo el grupo de amigos se dirigió a su mesa habituada para disponerse a almorzar.

Mientras todos hablaban de cada cosa un poco, Daniela, al ser la primera en terminar de comer ya que lo que había ingerido era algo ligero a causa de que tenía práctica de waterpolo; se colocó de pie y se dirigió al bote de basura, desechó los residuos y regresó a la mesa informando su partida.

Se despidió de todos aún con el mal sabor de boca de que su novia no estuviera en la mesa.

María José había venido a la escuela pero no tenía ganas de comer y prefirió quedarse en la biblioteca para ponerse al día con las clases faltantes.

Obviamente, Calle se ofreció acompañarla y ayudarle pero María José se negó, objetando que ella debía comer un poco para su práctica y además, ella luego la alcanzaría en el área de piscina. Calle insistió en quedarse pero Poché fue más rápida al ponerse los auriculares y así, darle a entender que necesitaba un poco de espacio.

No es cómo si no lo tuviera ya que con Daniela ella siente que es ella misma y que puede sentir que con ella al lado, todo es fantástico pero... está el caso de su padre.

Su padre le pidió que hablaron hoy o mañana justo a la salida del colegio. Le dijo que era su decisión poder elegir cualquier de esos dos días.

La cabeza de Poché no dejaba de rondar pensamientos sobre el ¿qué pasará? ¿debo ir hoy? ¿mañana? ¿discutiremos otra vez? ¿nos disculparemos? o simplemente me llamará para decirme que me deshereda y no me quiere más cómo su hija.

Bien, cálmate María José - se susurró a ella misma.

Ni siquiera la música que sonaba en mis auriculares lograba sacarme de esta situación por lo menos unos minutos.

¿Iré hoy? No creo que sea capaz de ir, no hoy.

¿Mañana? Puede ser pero tampoco quiero ir sola.

Pero lo primero es que ¿cómo hablaremos? Creo que no puedo ni siquiera verlo a la cara sin que me largue a llorar.

Yo no sé que dolió más, si las palabras o sus acciones.

Y sé lo orgulloso que suele ser mi padre cuando se trata de "llegar a un acuerdo que beneficie todos" ya que gracias a su buen status en este país, él ha estado demasiado enganchado a su "reconocimiento" en todo Estados Unidos.

Yo no quiero pelear, yo quiero que comprendamos cada uno nuestro punto de vista de la situación y que enmendemos las cosas pero tengo miedo, miedo a lo que pueda pasar en aquel encuentro pero sólo lo sabré si asisto.

Lo extraño.

Claro que lo hago, extraño a la única figura paterna que me queda y lo que menos quiero es perderlo a él también.

María José se puso de pie, por el cable, arrancó sus auriculares de sus orejas y lo guardó rápidamente en su mochila.

Había olvidado que Daniela tenía práctica y le aseguró que iría a verla.

No fue hasta que sintió algo húmedo resbalarse por su mejilla que notó que estaba llorando.

Sólo Alba sabía las veces que la pelinegra había llorado en casa de las Calle. Estos días en las cuáles ella se ha estado quedando en casa de Daniela, se ha sentido un poco... sensible y más necesitaba de cariño de lo normal.

La Nadadora Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora