31. Cena

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Estaba a punto de explotar.

De nerviosismo.

De emoción.

De cariño.

De entusiamo.

Un poco de todo, pero todo ese "poco", remueve mucho dentro de mí.

Alba me había ayudado con la vestimenta ya que mi cerebro contenía cero neuronas en este instante.

Me alentó y me ayudó a calmar un poco el nerviosismo y el estusiasmo que calaba por mi ser esta noche pero solo hizo que llegara a su casa para que aquello volviera, y en gran cantidad.

- La familia Garzón está al... tanto de mi visita - hablé al portero de la residencia Garzón - Daniela C-calle - di mi nombre y al instante me dejaron pasar.

Alba había optado para que usara un pantalón blanco un poco ajustado, ella dice que se ve elegante ya que si iba en vestido, sería sobrepasarse de elegancia. También dijo que usara un buzo color rosa bastante claro sin diseños, era prácticamente del mismo color del pantalón solo que un poco de rosa le hacía la diferencia. El buzo era tipo crop top pero no tanto, solo dejaba ver una delgada línea de mi piel que fácilmente se ocultaba si estuviera sentada y unos converse blancos. Opté por llevar el pelo alzado en una cola un poquito alta pero no tanto y dejando caer un par de mechones rebeldes en mi rostro y añadí un poco de maquillaje a mi rostro, prácticamente nada.

Iba a tocar la puerta pero justo antes de hacerlo, ésta se abre.

- Hola Da... - me miró con los ojos abiertos desde abajo y su mirada subía lentamente por mi anatomía. Mis mejillas empezaron a arder de la vergüenza de pensar que no venía vestida adecuadamente - wow - susurró una vez que su vista llegó a mis ojos y los aparté inmediatamente mirando las puntas de mis pies.

- Ho-hola, yo, bueno, creo que no vine v-vestida adecuadamente, iré a...

- No - susurró apenas audible y lentamente subí mi cabeza y noté cómo me miraba, mirada... diferente pero me gustaba - Estás increíblemente - suspiró - preciosa, santo cielo, pasa - me tendió su mano y aún con mis mejillas en estado rojizo, me adentré a su hogar.

Y justo cuando escucho el cierre de la puerta, sentí una mano tomar la mía rápidamente y darme la vuelta.

Sentí su mano en mi espalda baja y la otra posada en mi mejilla.

Me miraba diferente.

Yo lo hacía también.

Desvié mi vista de sus candentes ojos a su cuerpo, noté que llevaba un pantalón alto, negro y ajustado. Llevado junto con una blusa lisa color blanca, sin ningún diseño y lo llevaba por dentro del pantalón más su cabello libre, con ninguna atadura y en sus pies llevaba unos tenis.

- Estás hermosa - dije mirándola a los ojos.

Ella solo se limitó a mirarme específicamente a los ojos... y ahora, miraba mis labios.

- Malditas ganas de besarte que tengo pero no quiero arruinar tu labial - susurra.

- No lo harás, puede ser solo un pico - digo sonrojada.

- Ese es el problema, no quiero solo un pico - miré sus labios y luego miré sus ojos aceitunados que estabán algo más oscuros de los normal.

Sus pupilas estaban dilatadas.

- ¿Estás bien? - pregunté temerosa.

- Me... - tosió - mejor que nunca - dejó un rápido beso en mi mejilla.

La Nadadora Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora