34. Discusión

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-Sí señor - comenté cómo un robot.

Llevaba unos quince minutos diciendo "sí senor" cada vez que el decía algo sobre lo maleducado y fea acción que es pelear.

"Bueno señor, si una perra se mete con su novia varias veces para hacerle daño ¿no hará nada?"

Ya llega un momento en que explotas y ni siquiera piensas en los actos y bueno, yo me sentía feliz de haberle abofeteado aunque no fuera una buena acción.

Unos cuantos "sí señor" después añadiendo unas "disculpas" bastante falsas, me retiré de su oficina alegando que "jamás volvería hacerlo" ya que la próxima vez tendría castigo.

Llegué a mi casillero, tomé mi mochila, lo cerré y antes de salir sentí cómo una mano agarró mi muñeca y me haló hacia un extremo.

- Pero qué...

- No puedes salir - vi y me di cuenta que era Alba.

Fruncí mi ceño con evitable confusión.

- ¿Qué?

- Garzón, no puedes salir. Calle me envió a buscarte para decirte que una tal Sofía te está esperando afuera. Además, la chica está rodeada de un gran grupo de estudiante así que no dudo que sea la estúpida chica esa que golpeó a Daniela.

- ¿Dónde está Calle?

- Está allá fuera tratando de llamar a Ricardo para que venga por nosotras.

- ¿Ricardo? - pregunté confusa.

- Richard - ríe levemente - Ricardo es su nombre pero Calle le dice así, Richard - asentí.

- ¿Tú que opinas de la situación? - le pregunté mientras me recargaba de la pared.

- ¿Cómo? - pregunta confundida.

- Digo, ¿que harías en mi lugar?

- Saldría y le rompería toda la cara por haberse metido con mi mejor amiga - dijo al instante y se encogió de brazos - Pero le tengo mucho más miedo a Daniela que a esa chica ¡y más te vale no decirselo Garzón! - me reí negando.

- Gracias - dije mientras destaba el nudo de mi corbata.

- ¿Gracias por qué? - enarca una ceja.

Me despojé de mi mochila y se la entregué junto con mi corbata.

- Porque impedirás que Daniela me asesine luego de lo que haré - empecé a quitarme el saco.

Tenía un plan para esto, uno sencillo.

- Garzón no... - y sin dejarla terminar, le lancé el saco al rostro tapando su vista y rápidamente salí al patio.

Una vez afuera, vi la multitud de estudiantes acumulados unos pocos metros de mi posición.

Me acerqué mientras arremangaba las mangas de mi camisa.

¿Acto de madurez? Ninguno pero ya era hora que a esta tipa entienda que no es la última coca cola del desierto y que Calle puede ser mejor que ella en cualquier aspecto y no por eso tiene que estar saboteándola.

Escuché un fuerte grito de parte por varios estudiantes haciendo que elevara mi vista y viera a casi medio colegio mirándome.

Se empezaron a escuchar aplausos mientras me integraba cada vez más al centro dónde supondría que se encontraba Williams.

Suspiré, hace tiempo que no peleaba, creo que desde el kinder no lo hacía, cuando un niño escondió mi mochilita y fingió no saber su paradero pero su risa lo delataba.

La Nadadora Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora