27. Sentimientos

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El agua ni siquiera llegó a hacer una gran salpicadura al momento que las clavadistas de Richmond ingresaron a ésta.

Habían hecho un salto con tirabuzón que... literalmente me quedé sin habla.

No había podido verlas haciendo clavado antes ya que en ese momento me encontraba en los vestidores pero ahora que las veo... ¡Jesús!

La poca ventaja que teníamos era que su salto había sido un poco simple con respecto al nivel de dificultad.

Pero perfecto.

El de nosotras era un salto un poco más arriesgado.

Pero no creo que salga bien.

Más por el hecho de que solo he estado parada sobre manos dos veces.

La primera fue un completo fracaso ya que ese mismo día, tuve mi primera visita al hospital a causa de la natación.

Y la segunda vez fue en una competencia en Colombia pero eso no era parte de lo que tenía que hacer, sin embargo, me arriesgué y lo hice.

No salió tan mal pero tampoco fue el mejor movimiento.

Los aplausos se hicieron escuchar haciendo que mi mente me expulsara nuevamente a la realidad.

- "¡Eso estuvo increíble y una coordinación impecable!" - los gritos se escucharon nuevamente causando más nervios en mi interior - "Ahora... ¡El Greenwish College!"

Exhale.

Me puse de pie junto con Sofía y caminamos hasta la plataforma.

Antes de llegar a ésta, unos metros más alejado de mi posición, exactamente cerca de donde se encotraban los entrenadores de las escuelas, yacía un hombre muy bien uniformado con un traje azul, una corbata blanca y pelo castaño. Me miraba fijamente mientras caminaba hasta el trampolín y por el tiempo que llevo mirándolo, noté dos cosas.

Una de ella era que a pesar de verse un poco jóven, aquel hombre se nota que era de edad un poco elevada.

La segunda y la más inquietante, es que ese hombre creo que lo vi el campeonato pasado cuando salía de los vestidores.

Y era lo mismo, me miraba fijamente mientras me veía caminar. Desvíe mi vista de él ya que me estaba poniendo bastante nerviosa y a la vez, atemorizada.

- Bien, ¿tienes claro que hay que hacer, no? - pregunta Sofía una vez arriba del tampolín.

- Claro como el agua, Williams - dije aún con mi mente en aquel hombre.

¿Acaso me conocía?

- Vamos - la escuché decir y eliminé todo pensamiento que no fuera el salto que estaba por efectuar.

Asentimos y en par de segundos ya estábamos paradas de manos sobre la plataforma.

Me estaba costando un poco mantenerme pero creo que lo estaba haciendo bien.

Apoyé mis manos sobre la estructura con fuerza haciendo que ésta rebote.

Al segundo rebote, me impulsé con mis manos hacia delante, en un movimiento rápido, encongí mis piernas, colocando así, mis manos sobre la parte delantera de las pantorrilas, llevándolas lo más pegadas a mi torso posible dando tres giros rápidos en esa posición y para finalizar, dejé mi cuerpo como si fuera a caminar en el agua, completamente recto y extendí mis manos lo más abajo posible quedando a la altura de mi parte más íntima, haciendo que así, mis pies sean los primeros en entrar a la piscina y de último, mi cabeza.

Salí a la superficie y no pude evitar escuchar los gritos de las personas que yacían en este lugar.

Nadé hasta salir de la piscina y rápidamente, Jones me tiende una toalla, la tomé.

La Nadadora Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora