37. Hotel

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- ¿Entonces Alba se va en dos días? - preguntó Kim y asentí con mis manos entrelazadas.

- Tiene que regresar a Colombia, sus exámenes serán más tempranos a causa del incendio - admití un poco triste.

La estúpida a veces suele ser insoportable pero aún así no quiero que se vaya.

- ¿Vendrá en un rato, no? - pregunta Poché mientras toma mi mano bajo la mesa.

Estábamos en el colegio en nuestra hora de almuerzo.

- Sí - admití sonriendo - Junto con Aida ya que hoy era su cita para el bronceado.

- ¿Y ella cuando acabe la escuela hará la universidad aquí? - mi mirada se tornó confusa ante la pregunta de Amalia - Digo, por lo que me han contado, está tragada de aquella chica Aida.

- No tengo ni idea - dije pensando en lo que dijo.

- ¿Y ustedes chicas? ¿a qué universidad estudiarán o lo harán por separado? - y ahí está la pregunta que tanto temía. Sebastián había hecho la pregunta del millón de dólares.

Me removí incómoda en el asiento.

- Estudiaremos juntas - comentó Poché tan segura que sentí mi piel erizarse.

La miré y me veía con una sonrisa.

- ¿C-cómo? - traté de confirmar para ver si no era yo la que había escuchado mal.

- Lo haremos juntas, los estudios - comenta aún con su sonrisa pero yo solo me limité a mirarla cómo si fuera el ser más magnífico.

Su rostro se fue desfigurando poco a poco y creo que por mi no reacción, ella está pensando algo que no es y me apresuré a hablar.

- Joder - suspiré - Gracias al cielo - me lancé a sus brazos.

- Por un momento pensé que no...

- ¡No! Claro que sí quiero, obvio que sí estudiaremos juntas - dije apretándola más a mí.

- ¡Me empalagan! - escuché su voz y me separé del cuerpo de Poché para fijar mi vista en Alba.

Venía caminando junto con Aida. Está no tenía un gran cambio de piel, solo un poco que prácticamente no era nada.

Y Alba...

- ¿Y? ¿qué tal? ¿ahora me veo más sexy? - pregunta mientras hacía unas poses extrañas.

Los chicos la halagaron diciéndole que se le veía bien.

Me puse de pie aún admirando su piel.

Sabía lo que ocurriría si hacía el comentario que tenía planeado pero aún así, tomé el riesgo.

- Alba - me acerqué a ella - Si antes te veías pálida ahora te pareces a Gasparín - y exploté de la risa.

La verdad es que se le veía muy bien, yo solo quería molestarla.

Su rostro contento pasó a ser uno con el ceño fruncido.

- ¡Estúpida castaña! - esa fue mi señal y me puse a correr cómo si fuera Jerry y ella fuera Tom.

...

- Daniela, ven aquí, necesito comentarte algo - asentí ante el llamado de Jones.

- ¿Qué sucede? - me senté en la banca.

- No te lo había dicho antes pero ¿recuerdas a la persona que te quería presentar en la competición de clavado? - fruncí mi ceño tratando de recordar pero no lo logré.

La Nadadora Estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora