05: ¿Celo?

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Joel miraba el asiento vacío donde se supone debe estar su amigo, desde hace dos días que no acude a la escuela, no contesta el móvil y tampoco lo recibe en su casa. ¿Qué ha pasado con el Omega? ¿Estará enfermo? Es lo que quiere saber. Son amigos, se cuentan casi todo, así que Erick no puede desaparecer de un día para otro así porque sí. ¿Y si le pasó algo muy grave y ahora está internado en el hospital?

Las feromonas de Joel provocan que algunas Omegas se sientan intimidadas y con una sensación de extrañes por la preocupación del rizado, contrario a los Alfas que solamente lo miran con el ceño fruncido.

Cuando las clases terminan se acerca hacia el maestro con pasos vacilantes, jugando con las tiras de su mochila como cuando era un cachorro de cinco años e iba a sus primeras clases, sintiéndose nervioso. Tal vez descubra algo que no le gustaría saber, detiene sus pies, pero vuelve a darse ánimos y luego de respirar hondo llega hacia el amplio escritorio.

—P-Profesor, ¿puedo hacerle una pregunta?

El Beta deja los exámenes que estaba corrigiendo sobre la mesa para prestarle atención a su alumno, quedando sorprendido al ver a un Alfa nervioso. No es muy común en su aula, pues casi todos son muy ariscos y muy irritantes sintiéndose lo mejor del mundo, pero Joel no era así, incluso hasta podría pasar desapercibido si no fuera por su estatura.

Con una cálida sonrisa el hombre respondió.

—Claro que sí.

—¿Usted sabe por qué Colón no asiste a clases desde hace dos días?

El hombre asiente, sonriendo más amplio, dejando notar la hilera de sus dientes blancos al igual que un bonito hoyuelo en la mejilla derecha y soltando una baja carcajada, miró de nuevo a su estudiante.

—¿Eres su Alfa? —el muchacho niega con las mejillas rojas por la vergüenza—. Bueno, tu compañero está en celo.

Joel abre los ojos con sorpresa. ¿Será por eso que Erick el lunes estaba tan raro con sus emociones?

—¿C-Celo? ¿Está seguro?

—Sí, su madre vino a entregar un comunicado, así se le podrá tomar a Erick los exámenes la otra semana.

¿Por qué no le dijo? El Omega siempre mandaba mensajes avisando que no iría al colegio porque entraba en etapa de calor por tres días o a veces más, él comunicaba a los maestros y así no le ponían faltas injustificadas. Pero esta vez no le dijo nada. Además, cuando fue a su hogar tampoco sintió su aroma más fuerte, es más, apenas y estaba presente. Las tardes que no lo ve suele estar aburrido al no sentir su presencia y no poder deleitarse con su dulce aroma.

—¿Todo lo que resta de semana? —pregunta con voz ahogada, recibiendo un asentimiento—. Es mucho tiempo.

—¿Le preocupa algo?

—No, no. Adiós, profesor —camina con rapidez a la puerta, golpeando su pierna con la punta de una carpeta y soltando un sinfín de maldiciones.

—Con cuidado, joven.

Sale corriendo del lugar luego de ponerse en burla y ser humillado por sí mismo, ignora que Zabdiel lo está llamando a escasos metros de él, llega a su casa agitado y preocupado. Si su amigo está en celo, pero no está pasándolo en su hogar. ¿Entonces dónde se metió? Apenas prueba bocado alguno cuando ya está saliendo despavorido de su hogar bajo la mirada intrigante de su madre y su pequeña hermana.

Decide quitarse la ropa detrás de un arbusto y transformarse, cogiendo las prendas con su hocico para ir en busca del Omega. Repite el proceso de cambiarse cuando llega, antes de golpear con su puño la puerta de madera.

—¡Erick!

Rosita al escuchar el escándalo que se forma afuera, deja el cuchillo sobre la tabla de picar y camina despacio, llevando su mano al pecho cuando la puerta es abierta de una patada. Soltando un grito de susto por esa actitud del Alfa.

—¡Voy a llamar a la policía!

—¡No! —se apresura en exclamar Joel cuando llega a su lado, cogiendo el teléfono y poniéndolo en su sitio—. Solo quiero saber dónde está Erick, por favor.

Luego de que el menor fuera presentando como Omega al llegar su primer celo, Joel estuvo con él, pero cuando sucedió lo mismo con él al finalizar el año decidió alejar a su amigo porque temía lastimarlo y terminó pasándolo solo. Fue el día más doloroso.

La nana de Erick niega con la cabeza, amenazando con llamar a los señores Colón si es que no se retira de la casa ahora mismo.

—P-Por favor, al menos dígame que está bien —suplica con miedo, aunque las feromonas expulsadas no hacen ni cosquillas a la nariz de la anciana Beta.

—Joven, tiene que irse.

—No me trate así, usted me conoce desde hace dos años, Erick es mi amigo.

Rosita suspira con resignación, es inútil hacer entrar en razón a un Alfa tan cabezota como él.

—Está bien, ahora vete.

—¿Dónde está? No siento su aroma —vuelve a insistir, siendo arrastrado hacía la puerta.

—Ya tienes que irte, Joel. Si los señores te encuentran aquí te sacan a patadas por enredarte con Erick en su primer celo.

—Prometiste no decirles —susurra con pánico al imaginarse que su cabeza sería colgada en un estante.

—Y lo voy a cumplir, pero si sigues así no me dejarás de otra —cierra la puerta en su cara, golpeando su nariz.

Joel pisa con fuerza el suelo, mirando a todos lados y olfateando el aire, tentando a su suerte por si encuentra algo que le indique dónde se encuentra su amigo. Su lobo está muy inquieto, y hasta que no escuche de su parte decir que está bien, no estará tranquilo.


***

WENAAAS, ¿CÓMO LES VA? ¿QUÉ ES DE SUS HERMOSAS VIDAS?

¿EN DÓNDE CREEN QUE SE METIÓ ERICK? ¿LOS EXTRATERRESTRES SE LO LLEVARON? ¡LO VA A DESCUBRIR EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO, EN ESTA MISMA HISTORIA!

BESOS♥


Omega celoso || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora