25: Pareja destinada

2K 199 55
                                    

Joel continúa aniquilando con la mirada al otro Alfa que se muestra impaciente y solamente desea irse de allí. Realmente no comprende qué ocurre con él, se está comportando de una manera impropia.

—¡Alfa, tranquilo! —vuelve a gritar Erick, sosteniendo por el brazo al más alto para que retroceda y puedan marcharse sin más.

Pimentel gira a verlo con enojo, aun así, no se suelta del débil agarre. Escanea de pies a cabeza a su Omega, buscando algún indicio de golpes o algo, pero al no encontrar nada resopla un poco más calmado.

—¿Qué hacías con él? ¿Por qué tienes su olor?

—Chocamos —responde simple, notando que todos los adultos están llegando hasta ellos—, ambos nos refugiamos detrás de este árbol para no acabar sobre el césped.

Annie camina a paso apresurado hacia su hijo, rodeándolo en un abrazo protector porque estaba angustiada al no verlo, más aún cuando notó un par de ambulancias cerca debido a la cantidad de heridos, aunque ninguno de gravedad.

Todo fue caótico en pocos segundos.

—Omega —llama más sereno—, perdón.

—Nunca te engañaría, Joel, lo sabes —murmura triste, reprimiendo el sollozo que desea abandonar su garganta, su aroma no es dulce.

El Alfa trata de avanzar hacia él, pero la progenitora del muchacho lo detiene, mirándolo con furia y mostrando sus colmillos, dejando a Joel en entera sumisión frente al resto de personas.

—No sé qué me pasó —confiesa en voz baja, rascando su nuca con nerviosismo.

—Cuando lo averigües ni te atrevas a buscarlo, no quiero que lo sigas cortejando —habla severamente, gruñendo en su dirección.

Su esposo intenta detenerla, creyendo que está llevando al extremo esa riña que le compete únicamente a Joel y Erick, no a ella u otro individuo. Solo esa joven pareja debe arreglar sus diferencias por sí mismos, equivocarse y volver a sanar.

—Amor, te juro que no quise lastimarte —habla desesperado, tratando de soltarse del agarre de su padre—. Prometimos hablar antes de enojarnos.

El Omega se aleja, deseando que todo sea un mal sueño.

Hasta que un agudo grito de un Alfa les llama la atención.

Chris sujeta su abdomen ante el dolor que siente, caminando con torpeza y tropezando a cada paso que da. Sus ojos se han vuelto azules, una característica muy rara en los de su casta, por no decir que es imposible.

El Omega mayor se acerca para sujetarlo y evitar que caiga, dando palmadas en su mejilla para que se mantenga consciente. No entiende nada de lo que está ocurriendo, apenas puede sentir su aroma a tierra húmeda, notando como sus labios se ponen morados y desvía la mirada de él.

—¡Hijo!

Erick deja que su madre acuda a su hermano, aunque se aparta de Joel y se refugia bajo la copa del árbol, abrazando su cuerpo por las fuertes corrientes de viento.

Todos están tan preocupados en el joven, que no captan la otra mirada de ojos azules que se acerca con lentitud.

El fuerte aroma incómoda al Omega, ocasionando que suelte un chillido por entrar en pánico. El Alfa se suelta del padre, corriendo en su dirección y envolviendo sus brazos alrededor del pequeño. Deja muchos besos en su cabeza, meciendo su cuerpo de lado a lado para tranquilizarlo.

—Aquí estoy, bebé.

Richard olfatea el aire, aspirando aquel peculiar aroma y deleitando a su Alfa. Su mano recae en el hombro del Omega, rugiendo desde el interior de su ser y terminando por apartarlo.

Omega celoso || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora