El lugar favorito de Joel y Erick, es y será ese monte donde ambos se conocieron casualmente hace dos años. La verdosa colina llena de flores blancas y amarillas, con árboles frondosos marcando el límite hasta donde podían llegar. Todo el pueblo estaba situado así, entre grandes colinas, pero esa era especial.
Ese lugar donde Alfa y Omega se conocieron sin saber que los sentimientos comenzarían a surgir entre ambos.
Aquella primera mañana de vacaciones decidieron aprovecharla para ir a ese lugar, sabiendo que podían estar a solas, sin ser molestados por nadie, tampoco perturbados por el ruido de los coches, que aunque no sean mucho, son realmente fastidiosos. Sobre todo para el Omega, causando dolor siempre en su cabeza.
Erick se encuentra esperando a su amigo en la parada de bus, llevando una canasta llena de alimentos en sus dos manos debido a lo pesada que estaba, sumando a ello la mochila de color azul que cargaba en su espalda, la cual contenía una muda de ropa como cada vez que iba allí.
Sus ojitos se iluminan cuando ve el auto de su Alfa, incluso su lobito emite un aullido de felicidad dentro de él. Levantándose de la banca en la que estaba sentando, da cortos pasitos antes de ser interceptado por Joel, quien sin mucho esfuerzo quita la canasta de sus brazos.
—Yo podía cargarlo —demanda el ojiverde, formando un puchero con sus labios, manteniendo sus brazos cruzados mientras el Alfa se encargaba de guardar la canasta dentro de su auto.
Pimentel voltea a verlo, tratando de reprimir una sonrisa por lo tierno que se ve con sus mejillas infladas y ese marcado mohín, además de que su sedoso cabello estaba bailando al compás del viento y su naricita se encontraba arrugada de una manera chistosa.
—Por supuesto que sí, Omega —admite con dulzura, pasando sus dedos por su cuello hasta sujetar su mentón e inclinar su cabeza hacia atrás para que lo puedas mirar fijo—. Pero ya era momento de guardar los alimentos y comenzar a disfrutar de nuestro paseo.
—¿Dudas de mi fuerza? Porque aunque sea poquita, no soy un debilucho —susurra bajito, sin poder bajar la mirada debido al agarre del Alfa.
Y aunque pudiera, no lo iba a hacer. Sentir el tacto de su Alfa lo llena de júbilo, sus feromonas que expulsan se vuelven más dulces mezclándose con las de Joel, quien no deja de observarlo como si fuera la pieza más hermosa del universo. Porque si había algo que le encanta del rizado, son sus ojos que quiere ver por la eternidad.
Unos bonitos hoyuelos aparecen en ambas mejillas de Erick cuando sonríe sin evitarlo, mostrando su blanca dentadura. Contagiando con su felicidad al más alto, quien tampoco se rehúsa a sonreír un poco. El Omega por primera vez siente al lobo de su Alfa en sincronía con el suyo, puede jurar que los lobitos están corriendo en círculos y sintiéndose libres.
Sus ojitos se cierran en automático cuando los labios de Joel presionan sobre su frente, aumentando la alegría en su corazón, sin poder detener las lágrimas que escapan y los bajos sollozos que empieza a emitir, causando preocupación en el otro.
Joel se separa, sujetando ahora con dos manos el pequeño rostro, comenzando a cambiar su olor a uno de total preocupación, examinando con la mirada a Erick.
—¿Qué ocurre, Er? ¿Por qué lloras? ¿Ya no quieres ir conmigo a la colina?
El más bajo niega, poniendo sus delgadas y pequeñas manos sobre las del Alfa, rozando su piel con las yemas de sus dedos, calentando el corazón de ambos con esos simples toquecitos. Expulsando feromonas para tranquilizarlo.
—Estoy bien, lo juro.
—Si es por haber llevado la canasta... tú eres fuerte, un Omega muy fuerte —habla suave, dando a entender que no se refiere solamente a lo que ocurre en ese momento, sino a lo que pasó días atrás en la escuela. Se encorva un poco, agachándose hasta juntar su frente con la del menor, limpiando con sus pulgares las lágrimas que siguen resbalando por sus mejillas—. Eres valiente, eres hábil, eres inteligente, eres hermoso, eres el ser más perfecto que he conocido.
El frágil corazoncito de Erick no está listo para escuchar todo eso, su llanto solamente aumenta, pero ahora Joel entiende que no es de tristeza, puede sentir su felicidad, puede sentir como su lobo agita la cola al de Erick, con las orejas levemente levantadas, dando pequeños pasos para acercarse.
Porque Joel comienza a dar esos pequeños pasos para entender lo que siente, para conectarse con su Alfa y comprender sus noches en vela teniendo de consuelo unos preciosos ojos verdes.
—Joey...
—Y yo estoy agradecido con la Luna por permitir que tú seas mi Omega, un Omega capaz de vencer todo —susurra en su oreja para luego abrazar su pequeño cuerpo, acariciando el cabello de Erick cuando esconde su rostro en su pecho y llora débilmente.
El reconocer que ese muchachito es la pareja que su Alfa quiere, es un primer paso, un inmenso avance.
Sabe que falta mucho, falta enamorarse, falta quererlo como tanto espera. Pero está seguro de que lo hará, porque hubiese sido angustiante que las cosas fueran al revés, hubiese caído en depresión si era su Alfa quién rechazaba al Omega.
Después de varios minutos se soltaron del abrazo, caminando hacia el auto e ingresando en los asientos de adelante, luego de haber puesto los cinturones para evitar ser detenidos, Joel puso en marcha el auto.
—Hoy tendremos un día de picnic —menciona Erick, quitándose la mochila y dejándola a sus pies, observando a través de la ventana las casas que iban dejando atrás.
—Así es, Omega.
—¿Crees que las orugas ya decidieron salir de su casitas convertidas en bellas mariposas?
Joel sonríe ante la curiosa pregunta del chico, deteniéndose en el semáforo que está con la luz roja. Girando su cabeza hacia el lado de Erick para verlo con más atención y poder responder.
—El invierno aún no termina, así que no creo que las mariposas no convertidas quieren dejar todavía su casita.
—Bueno.
Es lo último que responde Erick, con las mejillas infladas y apartando la vista del Alfa cuando vuelve a conducir.
Su nariz está en la gloria al sentir ambos aromas en un espacio tan reducido, mezclándose en el aire y haciéndole suspirar.
Algo le dice que ese día será inolvidable.
***
DOS CAPÍTULOS EN UN DÍA. SI LLEGA A 30 VOTOS (COSA QUE ME SORPRENDE PORQUE EN MENOS DE UN DÍA LO HACEN), SUBO OTRO Y CONSIDÉRENLO COMO UNA PEQUEÑA MARATÓN.
DÉJENME DECIRLES QUE ESTOY AMANDO ESCRIBIR ESTA HISTORIA, Y OTRA VEZ GRACIAS POR LAS MIL LEÍDAS, POR LOS VOTOS Y LOS COMENTARIOS :D PERDÓN SI NO LES CONTESTO A TODAS, PERO A VECES NO SÉ QUÉ DECIRLES Y QUEDO ASÍ: .-.
POR CIERTO, EL ANTERIOR CAPÍTULO LO SUBÍ CERCA DE LAS 11AM, Y ME TERMINÉ DURMIENDO POR DOS HORAS XD. TENÍA SUEÑO Y NO SÉ LA RAZÓN, PERO AMO DORMIR :D
WENO, CON RESPECTO AL BESO, LES CUENTO MI TRISTE HISTORIA:
EL PRIMERO FUE UN SIMPLE PICO ACCIDENTALMENTE CON UNA AMIGA CUANDO ESTABA EN PRIMARIA, TENÍA DIEZ AÑOS APROXIMADAMENTE O QUÉ SÉ YO, SOY MALÍSIMA PARA LAS EDADES. FUE DENTRO DEL AULA Y MIS OTRAS AMIGAS TAMBIÉN VIERON, Y YO ME PUSE EN MOOD JOEL DANDO EXPLICACIONES. ESTABA PENDEJA Y TODO ME IMPORTABA.
AHORA ME VALDRÍA MADRES REALMENTE. IGUAL, ELLA ERA MI CRUSH PORQUE AJÁ.
EL SEGUNDO FUE EN MI VIAJE DE PROM, TAMBIÉN UN PICO Y LUEGO UN "BESO", LITERAL CASI SALGO CORRIENDO DE LA PISCINA CUANDO EL CHICO INTRODUJO SU LENGUA EN MI BOCA, NO SABÍA QUÉ HACER Y LO EMPUJÉ O ME APARTÉ, NO RECUERDO BIEN. PERO AMBOS FUERON PORQUE MIS AMIGOS PUSIERON LOS RETOS, ASÍ QUE NO ME VALEN.
YO ESPERABA SENTIR ALGO, ASÍ COMO LAS HISTORIAS O PELÍCULAS. ¡LA VIDA NO ES UNA FICCIÓN! TAL VEZ PORQUE EL WEY NO ME GUSTABA, QUIERO CREER ESO.
ASÍ QUE SUPONGO QUE SENTÍ LOS LABIOS DE UN CHICO Y UNA CHICA XD, DE MANERA VERGONZOSA.
EN FIN. ESA ES MI TRISTE HISTORIA.
BESITOS CON SABOR A CHOCOLATE ♥
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Omega celoso || Joerick
FanficErick es un Omega el cual desde que tuvo su primer celo y fue ayudado por su amigo, quedó tontamente enamorado de él. Joel es un Alfa, uno muy diferente al resto, confundido como cualquier muchacho de su edad al no saber qué hacer frente a sus creci...