26: Problemas

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Las clases para Erick cada vez se mostraban más aburridas, a duras penas prestaba atención o terminaba con los deberes.

Se sentía triste.

Y eso lo había notado su Alfa, aunque no podía comprender con exactitud la razón, pues su Omega se seguía mostrando alegre ante él. No rechaza su contacto.

Aun así, quiere hacer algo para que su dulce aroma vuelva y no esté ese olor a tristeza y soledad que provoca aullidos agudos en su lobo cuando se queda viendo la Luna por largas e infinitas horas, hasta quedarse dormido buscando respuestas.

Se sobresalta en el asiento cuando una mano palmea su hombro, tirando el cuaderno del pupitre, ocasionando que suelte una maldición y bufe molesto.

Los ojos cafés miran con duda los verdes que parecen rehuir al brillo de siempre, están apagados, incluso parecen haber cerrado la entrada que lleva directo a su corazón puro. Es como si Erick no estuviera ahí, como si hubiese sido abducido por extraterrestres y cambiado de un momento a otro.

Para Joel no es la primera vez que despierta a Erick porque se ha quedado dormido en plena clase, ya van tres.

Tuvo que rogar al maestro que no lo moviera porque se encontraba tranquilo, con el rostro relajado y aunque su aroma apenas era palpable ante su olfato; Erick se veía como un ángel con los ojitos cerrados y su boquita que se movía por ratos.

—¿Otra vez me dormí? —pregunta en voz baja, estirando sus brazos y bostezando un poco.

Desde que ocurrió la catástrofe de la Luna Azul, quedó intranquilo sabiendo que su hermano fue enlazado con otro Alfa desde antes de existir. Sumando a ello que la escuela está por culminar y eso significa que Joel no pasará mucho tiempo con él.

El único día bonito que tuvo después de esa noche, fue cuando Pimentel llegó a casa y pidió formalizar la relación, aunque su madre se mostraba reacia y sigue sin aceptarlo por el comportamiento que tuvo. Según ella, cree que ese es el verdadero yo del Alfa, y no quiere que su hijo se vea involucrado en problemas con él.

A Erick le fastidia que Annie esté actuando de esa manera tan tonta aun cuando Joel se encargó de explicar cómo se sintió en ese entonces, detallando todo lo que recuerda y prometiendo incontables veces que jamás va a pasar.

Le duele mucho que ignore su presencia como si fuera un desconocido.

—¿Estás bien? Últimamente estás muy raro —confiesa con sinceridad, entrelazando sus dedos cuando se retiran del aula—, no quieres golpear a Zabdiel y hasta él tiene miedo a eso.

El Omega ríe un poco ante el comentario, pegándose más a su Alfa cuando siente una extraña sensación en su estómago.

—No me pasa nada, solo estoy algo estresado.

—Sabes que estoy para ti, para escucharte en todo momento.

—Lo sé —murmura.

Sus pasos los siente como si flotara, su lobito está inquieto y a la vez temeroso. El pobre Omega quiere huir de la escuela y refugiarse en la cama, cubierto por innumerables colchas hasta poder calmarse.

Joel detiene su andar, apoyando con cuidado a Erick en la pared más cercana.

—¿Qué ocurre?

—Ya te dije que nada —susurra desviando la mirada.

—Erick —insiste un poco más, ignorando a su Alfa que quiere gruñir y hacer que su Omega muestre sumisión ante él.

¿Qué sucede?

Omega celoso || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora