Luego de que Joel estacionara el auto, comenzaron a sacar sus pertenencias para llevarlas a lo alto de la colina y no tener que volver cada dos segundos por algo que se les hubiera olvidado. Sería muy tedioso y poco agradable para cualquiera de ellos.
—Hace un poco de frío —dice en alto Erick, acercándose a Joel y pasando su bracito por debajo de la chaqueta del chico.
—Lo noté —contesta en modo de burla, dejando que el Omega se caliente con su calor corporal, pegándolo más a él cuando sujeta su cintura por encima de la ropa—. ¿Te han dicho que eres muy obvio al momento de querer las cosas?
—Siempre.
Continúan su camino por varios minutos, escuchando las pocas voces que hay de los habitantes que fueron, usualmente el lugar se llena de Alfas, de Omegas y de Betas cuando la temporada de verano y primavera llegan, pero en las otras dos es dejado mayormente en el olvido. Sin embargo, a Joel y a Erick les encanta ir sin importar que el tiempo sea bueno o malo, si sale el sol o llueve.
—¡Llegamos! —exclama con cansancio el ojiverde, deseoso por tirarse en el frío pasto bajo las ramas del desnudo árbol.
—No seas exagerado, apenas y hemos caminado.
—No exagero, mi condición física es la peor y esto lo sentí como una maratón sin fin —habla mientras saca una manta de su mochila y la coloca en el pasto para sentarse.
El lugar no está tan verde, hay muy pocas flores adornando la colina por ser una época fría. Pero ahí están ellos, disfrutando de la vista y aspirando el denso aire junto que comienza a mezclarse con sus aromas.
Para muchos no es lo mejor. Pero las cosas más bonitas están lo que parece menos agraciado, en lo que algunos terminan despreciando, pero otros ven el mismo paraíso.
—Lo que sucede es que eres un Omega quisquilloso —murmura, quedando de rodillas a la canasta con alimentos preparados por Erick, sacando la botella azul que contiene agua—. Bebe un poco.
—Gracias —susurra—, pero no soy así.
—Lo que digas.
Joel disfruta de molestar a Erick, sabiendo que no está exagerando porque realmente el monte no es pequeño, incluso las personas que sufren con su respiración no pueden permitirse subir hasta la parte más alta. Está escrito en las normas puestas en un cartel de madera en la base de la colina, y cuanta se aglomera en otras épocas hay Betas supervisando, debido a que ellos son el equilibrio en la jerarquía.
Ese lugar le da paz, una tranquilidad que no encuentra así nada más. Es un sitio tan suyo que podría hacerse una casa si quisiera. Su Alfa aprueba la idea siempre y cuando el Omega permanezca con él. Lástima que aquello no está permitido y su sueño termina en la basura.
Erick se encuentra mordiendo un poco del emparedado de pollo deshilachado con palta, pegando su cuerpo al del Alfa que está con la mirada perdida en el horizonte, observando con sutileza su bonito perfil. Lleva su fría manito hacía el rostro del sujeto, causándole un escalofrío por la diferencia de temperatura corporal entre ambos cuerpos.
—¡Joder, Er! ¿No has pensando en prender fuego a tus manos?
—No seas exagerado —reprende con las mismas palabras que él le dijo antes.
—Dime que trajiste tus guantes —tienta a la suerte, limpiando con su dedo la barbilla del ojiverde que está manchada con la crema de aguacate y llevándolo a su boca porque es un sabor y alimento que le gusta.
Las mejillas del más bajo se pinta de rojo por el gesto, negando con la cabeza gacha para que no note su sonrisa y volviendo a morder el emparedado. Está hambriento, preparar toda la comida lo tuvo ocupado por mucho tiempo, ni siquiera se dio un espacio corto para tomar desayuno. Pudo pedirle ayuda a Rosita, ya que la Beta le estaba insistiendo, pero él quería hacerlo solo ya que sería comida exclusiva para su Alfa y para sí mismo.
Joel cogió un emparedado que tenía hamburguesa con lechuga cortada en finas tiras y algunas rodajas de tomate, deleitando a su paladar porque él sabe que Erick es quien se encargó de hacerlas desde cero, cocinando la carne con algunas especias y demás insumos que desconoce en su totalidad, la cuestión es que obtenía un increíble manjar.
—Esto está buenísimo —avisa luego de masticar—. ¿Pero por qué no me dijiste antes? Te hubiese ayudado.
—No quiero sonar grosero, pero eres un desastre cocinando —contesta simple, encogiéndose de hombros y gateando para buscar servilletas en la canasta.
Ese día el sol había optado por salir, aunque los rayos que emitía eran muy bajos y no calentaba nada en realidad, era como un foco encendido, pero con baja luminosidad. Después de haber desayunado entre vagos comentarios, Erick se puso de pie llamando la atención de su Alfa y más aún cuando comenzaba a quitarse la sudadera rosa que se había colocado ese día.
—¿Qué haces? —pregunta Joel alarmado, levantándose al tiro y tratando de ponerle la ropa otra vez—. Vas a coger un resfriado y tus padres dirán que fue culpa mía.
Erick ríe tiernamente, alejando a empujones al Alfa.
—Quiero transformarme —argumenta con un puchero, siguiendo con su labor de quitar las prendas de su cuerpo, dejando sus pies descalzos sobre la mantita amarilla, encogiendo sus deditos por las ráfagas de viento—, sabes que cuando venimos no me resisto y lo hago.
Joel se da vuelta cuando muestra indicios de bajar su pantalón deportivo, repitiéndose mentalmente que tiene control sobre sus emociones y sobre su cuerpo, calmando a su lobo deseoso por salir y tratando con las feromonas para que no asusten al pequeño.
Antes que diga algo, una húmeda nariz choca contra su cuello, sintiendo los jadeos que expulsa Erick y su respiración cálida. Gira encontrándose con un lobo negro de bajo tamaño, con los ojitos de un verde más oscuro y la lengua afuera porque sabe que lo está retando.
El Omega alza su patita pegando en el pecho de Joel, cayendo torpemente sobre su regazo cuando el humano se mueve bruscamente. Vuelve a pegar esta vez en su hombro, acerca el hocico a su cuello para aspirar su olor y sentirse complacido.
—No lo haré —advierte Joel, pasando su mano por detrás de la oreja de Erick, rascando suavemente en ese sitio favorito del chico. Pero el lobito lo mira con insistencia, emitiendo bajos sonidos para que cambie—. Por favor, Omega.
El ojiverde se aleja de su toque, caminando hacia la botella que aún cuenta con un poco de agua, acerca su hocico hacía el plástico y lo sujeta para después volver al Alfa que sigue sentado en la manta en su forma humana, mueve la cabeza y termina por volcar el líquido sobre su pantalón. Lo arroja a la canasta y se sienta sobre sus patas traseras, aullando al lobo de Joel y agitando la cola.
—Eres un lobito muy travieso y persuasivo.
***
LO PROMETIDO ES DEUDA, LAMENTO UN POCO EL RETRASO.
NADA QUE VER CON LA HISTORIA, PERO HICE UNA PORTADA PARA ALGO QUE NO TENGO PLANEADO Y ME GUSTÓ, EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO SE LOS MUESTRO.
GRACIAS POR LOS VOTOS Y TODO EL APOYO QUE ME DAN 🤩 ('▽'ʃ♡ƪ)
BESITOS♥
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Omega celoso || Joerick
FanfictionErick es un Omega el cual desde que tuvo su primer celo y fue ayudado por su amigo, quedó tontamente enamorado de él. Joel es un Alfa, uno muy diferente al resto, confundido como cualquier muchacho de su edad al no saber qué hacer frente a sus creci...