07: Sanción injusta

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Luego de haber golpeado al estúpido Alfa, sacando sangre de su nariz que rompió y estando a nada de transformarse para romperle el cuello con sus colmillos, apareció el director, un Alfa muy intimidante al ser de un rango más elevado. Los estudiantes salieron despavoridos al verlo llegar, ni siquiera estaban interesados en lo que pasaba, pero la curiosidad les ganó, con ayuda de dos maestros sacaron a Joel de encima del otro alumno que temblaba de miedo, intentando detener la hemorragia.

—¡Te vuelves a acercar a él y te juro que mis puños no serán lo único con lo que te mataré! ¿Me escuchaste? —grita tratando de zafarse, amenazando al otro sin importarle la presencia de personas adultas, disminuyendo el tono de sus ojos hasta que volvieron al café, hasta sus colmillos se retrajeron—. ¡Te juro que te mato! ¡Hijo de puta! ¡Te mato por ser tan asqueroso! ¡Te mato!

—¡Suficiente! —brama colérico el director, coge por el brazo a Joel y con la mirada indica a Erick que lo siga, quien aún se encuentra en estado de shock por lo que pasó hace minutos, ni siquiera tiene lágrimas por botar, está completamente ido.

Es como si hubiera tenido una desagradable pesadilla y quiere decirla, contarla a su madre, pero no encuentra las palabras adecuadas para expresar cada sensación. Lo sucio que se sintió, lo cobarde que fue por no hacer nada desde el primer segundo que lo insultó y golpeó su espalda contra los casilleros. Se supone que es un Omega fuerte, pero en ese momento todo desapareció de su mente, no podía pronunciar ninguna palabra, es como si sus cuerdas vocales se rompieran y lo dejaran en una mudez total.

Realmente sintió miedo como nunca antes. ¿Por qué le pasó eso si él no hace mal a nadie? Trata de llevarse bien con todos, mostrando una dulce sonrisa y transmitiendo una vibra positiva.

—Suélteme, no tiene derecho a tratarme así —Joel forcejea sin éxito.

—He dicho que se calle.

Los dos maestros que venían atrás mantenían sus ojos en las piernas descubiertas de Erick, haciendo que la excitación llegue a sus cuerpos. Joel arruga la nariz por ese asqueroso olor, girando el cuello y gruñendo hacia a los adultos.

—Son unos malditos depravados. ¡Dejen de verlo!

Pero solo recibió unas sonrisas burlonas y unos gestos obscenos que hacían las personas adultas.

Al llegar a la oficina del director quita su chaqueta con rapidez y cubre las delgadas piernas de Erick cuando se sienta en la silla que está a la derecha, quedándose de pie detrás suyo. Ni siquiera cambia su mirada, está incluso más enfadado que antes, con el ceño muy marcado al fruncirlo. Al menos los estúpidos maestros no entraron y eso lo llena de alivio.

—¿No dirá nada? ¿No les dirá nada por estar viendo de una forma poco ética a un alumno? —pregunta con furia, tratando de no cambiar el color de sus ojos. Sabe que es irrespetuoso que hable así a una persona de un rango más que él, sobre todo a un Alfa puro.

¡Pero, joder! ¡Está hirviendo de cólera!

Erick se encoge en el asiento, bajando la mirada a sus dedos que están sobre la casaca de Joel, deteniéndose por más tiempo en las gotas de sangre que salpicaron del otro Alfa.

—Señor Pimentel, usted no es nadie para decirme cómo debo trabajar.

—Pues déjeme decirle desde ya que su trabajo no es el mejor, es nefasto.

Suficiente.

El lobo de Joel baja las orejas al escuchar la voz de mando del Alfa, incluso el mismo Joel se ha quedado en silencio total sin ganas de seguir reprochado por más que en su interior siente ganas de gritar. Erick suelta un sollozo por ser la primera vez que sus pobres oídos escuchan aquello, su madre jamás la utilizó, mucho menos Joel o su hermano, o algún familiar.

—No debería hablar así, es un Omega, tiene miedo a la voz de mando —murmura Joel, colocando su mano sobre el hombro de Erick y soltando feromonas para tranquilizarlo, dándole un poco de tranquilidad, sonriendo internamente cuando los deditos fríos del Omega tocan los suyos.

—Queda sancionado por dos días —demanda el director, comenzando a escribir el comunicado.

—¿Por qué? No hice nada malo.

—Golpeó a un estudiante, sin contar que me está faltando el respeto.

Su cuerpo comenzó a llenarse de mucha ira.

—¡Él empezó por tocar a Erick!

—Pues dígale a su amigo que no se vista de esa manera, es una institución educativa no un burdel —espeta con cierto desprecio y repulsión.

El Omega quería salir de ese lugar, llegar a su cuarto y arroparse bajo diez frazadas con tal de desaparecer para todos. Su mamá le permitió usar la falda porque su uniforme estaba sucio y no contaba con otro, además sus compañeras no tenían problemas con eso, siempre iban con sus bonitas faldas. También pensó en lo hermoso que se vería y que tal vez Joel le iba a decir algo al respecto. Pero no esperó pasar lo otro. Ni en sus peores pesadillas.

—No tiene ningún derecho en hablarle de esa forma —advierte Joel, caminando hasta el escritorio sin importarle nada, apoyando las palmas de sus manos sobre la superficie—. Si él quiere usar una puta falda, que la use. Lo que no debería suceder es que un estudiante acose a otro, tocando su cuerpo como si fuese un simple objeto porque cree que está bien solamente porque es de una casta superior. Su sanción es injusta porque yo lo estaba defendiendo de ese idiota, pero al parecer a usted eso le vale mierda. ¿Me quiere poner una sanción? Pues hágalo, pero en el fondo sabe que no la merezco, porque no hice nada más que salvarlo. Porque es mi Omega y no voy a permitir ninguna falta en contra de él, señor director.


***

BUENO, BUENO. YO NO SÉ.

INTENTO ESCRIBIR UNA HISTORIA DONDE JOEL NO CAIGA MAL Y FRACASO JAJAJA. EN FIN, NO ES MALO, UN POCO TONTO, PERO NO MALO.

¿LES GUSTÓ EL CAPÍTULO?

¿ESPERABAN QUE JOEL DIJERA ESO?

NOS ENCONTRAMOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO.

BESITOS CON SABOR A CHOCOLATE♥

Omega celoso || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora