28: Te creo

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Las semanas pasaban demasiado rápido para Joel, finalizar la escuela estaba nada más a la vuelta de la esquina y es algo que le atemorizaba desde que se distanció de Erick y no retomaron su relación como esperaba.

Sus charlas ya no son cortas, cada día parecen alargarse un poco más, incluso volvieron a mantener contacto a través del celular y había una que otra madrugada en la que hablaban hasta tarde. Joel se conformaba con estar cerca de su Omega sin importar cómo sea o de qué manera.

Zabdiel, últimamente se convirtió en el mejor amigo de Erick, iba para todos lados con él debido a que sentía esa protección que necesitaba, aunque no se comparaba a la de su Alfa. Solo Joel puede ofrecer ese calor único que tanto ama, esa calma y felicidad.

Por los pasillos siempre anda con una sonrisa, un poco asustado ante la cercanía de un Alfa desconocido sobre todo de Gustavo que volvió a la escuela como si nada y cada vez que sus ojos encontraban a ese despreciable sujeto, emitía un chillido que solamente Joel podía escuchar y terminaba llegado hasta él.

Su padre sabe que el Alfa le hacía bien, que gracias a él sonreía con frecuencia. Pero ahora que se dieron un tiempo, Erick ya no se muestra tan feliz dentro de su hogar, salvo cuando recibe los mensajes de Joel y un leve rubor invade sus mejillas. Caso contrario a su madre que se limita a hablarle para asegurarle que tomó una buena decisión.

¿Cómo saber cuándo es una buena o mala decisión? ¿Cómo estar bien si la persona que te producía cosquillas en la barriga ya no está cerca?

El Omega estornuda por tercera vez en lo que va del día, ganándose una mirada de reproche por parte del Beta adulto que detuvo la clase ante el ruido, aunque a los oídos de Joel fue un tierno sonido.

—P-Perdón —murmura, retorciendo sus deditos sobre la carpeta.

El hombre asiente y retoma el tema que está explicando a sus alumnos. Nota que el reloj apunta la hora del receso, así que de manera apresurada empieza a dictar dos preguntas que serán revisadas después.

Todos guardan sus cosas con rapidez al escuchar el sonido característico del timbre, abalanzándose para ser los primeros en llegar a la cafetería o quién sabe a dónde quieren ir.

Joel junto a Zabdiel se toman su tiempo, dejando todo desarreglado para caminar hacia el ojiverde que está con la mirada gacha soltando un par de lágrimas y sobando su nariz a cada momento.

—Omega —llama suave el Alfa, deteniendo su mano cuando se disponía a acariciar la mejilla sonrojada.

El mencionado alza la cabeza, haciendo una mueca cuando sonríe en dirección de ambos chicos que lo miran con preocupación. Incluso su lobito se encuentra lejos de él y a duras penas lo puede sentir, pero olfatear el aroma de su Alfa hace que esté presente en esa aula y no sé desvanezca.

—Creo que voy a resfríame.

—¿Te acompaño a la enfermería?

—Estoy bien —susurra.

Al intentar ponerse de pie sufre un leve mareo y si no fuera por Joel probablemente habría impactado contra el suelo. Tanto el Alfa como el Omega suspiran al entrar en contacto después de tanto tiempo, sintiendo una sensación indescifrable en sus corazones por estar muy cerquita.

—Voy a llevarte —asegura el rizado, cargando de manera nupcial a su Omega que lentamente va cerrando sus ojitos al sentirse en su hogar.

Y cuanto hubiera deseado Joel que las cosas empezaran a arreglarse ese día, realmente necesitaba de Erick como nunca llegó a imaginar.

La semana que le dieron al Omega de descanso en tanto se recuperaba, el Alfa tuvo altercados con Gustavo, quien en cada oportunidad que encontraba lo molestaba en compañía de sus amigos sabiendo la sanción que tenía Joel, aprovechando esa ventaja.

Omega celoso || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora