Capítulo II

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EL PLAN

Esta es la única opción, es el único camino.

Doy vueltas y vueltas en la enorme y cómoda cama de mi nueva habitación tratando de conciliar el sueño pero no lo estoy logrando, gruño y maldigo internamente. Me levanto para ir al baño y luego prendo la luz del baño una vez dentro.

Puedo verme por el espejo, mi cabello ahora negro está un poco alborotado, trato de cepillarlo con mis manos acomodando los mechones haciendo que estos pasen de mi hombro por el largo cabello que tengo. El cambio es notable, muy notable, mi cabello ya no es el rubio que me caracterizaba ahora es negro igual al de ellos.

Tu puedes La...Freya. Me repito una y otra vez a mi misma, tengo que hacerlo, este es el plan: adáptate, encuentra las respuestas y las razones de todo esto, no importa el riesgo.

Voy a tener que cambiar, ya no puedo ser la niñita de mamá y papá, ya no más. Necesito empezar a cuidarme ahora que estoy aquí, no sé quiénes son los malos pero también no estoy cien porciento segura que está familia sean los buenos.

No puedo confiar en nadie.

Salgo del baño después de apagar la luz, me abrazo a mi misma por el frío, voy al closet para ver que tengo ahí pero paro en seco cuando escucho algo frágil caerse afuera de mi habitación, veo el reloj que está en la mesita de noche, son las: 3:47 de la madrugada. Decidida camino a la puerta para salir y ver que fue lo qué pasó, antes de salir saco la cabeza para ver si hay alguien.

Libre.

Salgo y cierro la puerta detrás de mi, comienzo mi caminata por los pasillos y luego decido bajar, apenas puedo ver por donde caminar pero eso no me detiene, cuando bajo el último escalón de las escaleras otro sonido sale de algún lugar pero ahora no se rompió nada fue como si dejaran caer algo pesado. Me adentro al pasillo que está de lado de la escalera, doblo a la derecha y para mi sorpresa hay una puerta de metal, me acerco a ella, agarro la manija para girarla pero está completamente cerrada y ahí es cuando puedo ver la cantidad de cerraduras de esta puerta, me doy por vencida y me volteó pero entonces paso.

Dejo salir un chillido cuando veo una silueta alta frente a mi, mi corazón se acelera, mis manos empiezan a sudar, la silueta empieza a caminar hacia mi y por instinto retrocedo, siento lo que parece ser una mesa en mi trasero impidiéndome seguir retrocediendo, para mi suerte la silueta se detiene a metros de mi.

- ¿Qué haces aquí? - su voz es ronca y suave como de las que te dan un escalofrío tremendo, desconozco completamente la voz pero sin duda es un hombre - Te hice una pregunta - trató de hablar pero las palabras se quedan atoradas en mi garganta por la frialdad en su voz.

- Yo-yo - tartamudeó, me aclaro la garganta - Ya me iba.

Doy un paso hacia adelante cuando una luz se enciende dejándome ver quien es el hombre.

Giles está parado frente a mi con un pants negro y una camisa sin mangas del mismo color dejando ver los tatuajes de su brazo derecho subir hasta su hombre y adentrarse a su pecho. Parpadeo como idiota admirando al chico que tengo enfrente mío, no puedo evitar ver sus brazos que a pesar de que uno esté lleno de tatuajes se pueden ver sus músculos. Los ojos grises de Giles chocan con los míos y un escalofrío recorre toda mi espina dorsal.

Camino hacia el pero antes de que me aleje de él en un movimiento rápido me agarra del brazo, su mano fría es grande  y agarra por completo mi brazo cálido, el tacto de piel con piel aunque sea la palma de su mano con mi brazo me manda otro escalofrío pero ahora por todo mi cuerpo, levanto mi vista gracias a la altura de él cruzándome con esos ojos y sin que me de cuenta mis ojos bajan a sus labios: rosas, carnosos y parecen estar húmedos.

Doylestown ✔️(EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora