Capítulo X

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LAS FOTOGRAFÍAS MISTERIOSAS

¿Un juego?¿Qué clase de juego?¿En qué diablos nos estamos metiendo?

Todo es confuso, ninguno de nosotros sabe muy bien a qué es lo que quiere jugar y la persona que escribió la nota tiene razón: ninguno de nosotros está seguro de quien sea. Después de escuchar a Sansa decir que estaba cien porciento segura que esto no tiene nada que ver con Chris los chicos empezaron a dudar incluso Giles, pero para ser honesta yo estoy más confundida que ellos.

No se como acabará esto si para bien o para mal.

Los chicos nos hicieron prometer a mi y a Sansa que esto no se lo contaríamos a nadie, ni al grupo y mucho menos a sus padres ¿Por qué? Soy la menos indicada para responder esa pregunta.

La punzada en mi cabeza sigue y sigue desde que vi la nota, la preocupación de que esto no saldrá como nosotros esperamos me come por dentro, no tengo muy en claro lo qué pasa y eso simplemente aumenta el sentimiento.

Los días pasan y pasan que ya no tengo noción del tiempo, siempre estoy viendo a todos lados, estoy más que paranoica. Tengo miedo pero trato de luchar para ser como Sansa: valiente. Tengo que hacer, no puedo estar asustada todo el tiempo, porque cuando esté cara a cara con Chris o cundo lo tenga cerca debo actuar con tranquilidad, no estoy diciendo que él sea pero es un sospechosos.

Sansa siempre está conmigo y cuando digo siempre es SIEMPRE. No se separa de mi y por lo que veo le preocupa más mi vida que la de ella, los chichos una que otras veces se me pegan a mi como garrapatas pero como ven que Sansa ya está como una se alejan un poco. No les he dicho que me den mi espacio que soy mayor como para defenderme sola porque no se a quien me estoy enfrentando y que allá pasado toda mi vida encerrada en mi casa como si fuera Ranpunzel en esa torre no ayuda bastante, no estoy acostumbrada a tener que estar cuidándome la espalda.

Y respecto a mis padres no he volvió a saber de ellos desde la llamada, ningún mensaje, ninguna llamada, ningún indicio y nada por parte de Bernard por saber si están bien o que por lo menos respiran.

Nada es claro en mi mente, todo está hecho un desorden y cuando quiero acomodar todas las piezas no puedo, ese es el problema: no saber cómo acomodarlas. Es como si tuviera casi todas las piezas del rompecabezas pero no sepa donde va cada una.

Acabamos de terminar de decorar la casa por navidad, nadie tenía ganas de decorar pero Sansa insistió ya que falta nada más tres días. Bernard, su hermano y las hermanas Landvik —la esposa de Bernard y de Bastiann—ya se dejan ver más, creo que hoy es el primer día que los veo en el desayuno y que estén caminando por la casa.

- ¿Freya tienes un momento? - No hace falta darme la vuelta para ver quien es.

- Si - cierro el libro y lo pongo en la mesa del medio de la sala, me levanto y me doy la vuelta.

- Acompáñame, tengo que decirte algo - el hombre empieza a caminar y yo lo sigo.

Subimos para luego adentrarnos en un pasillo y luego a una habitación. Parece ser la oficina de Bernard, es amplia y hermosa, tiene su escritorio de madera en frente de la puerta, hay estantes llenos de libros, haya dos sillas enfrente del escritorio, hay una ventana grande que deja ver cómo está nevando afuera y como ya hay nieve en los árboles, junto la ventana hay un sillón de cuero.

La esposa de Bernard está con un libro en sus manos y cuando me ve cierra el libro y se acerca a mi para envolverme en sus brazos como si me consolara, un amargo recuerdo me invade pero no logro saber que recuerdo es simplemente siento como una familiaridad en este abrazo, como si este tipo de abrazo no fuera el primero....

Doylestown ✔️(EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora