Capítulo IV

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LOS TRES EN UN DÍA

La cercanía de nuestros cuerpos me deja sin aliento mientras que los hermosos ojos grises de Giles me miran desde su imponente altura. Mi corazón amenaza con salir de mi pecho en un abrir y cerrar de ojos.

Vuelvo a tragar grueso, quiero hablar pero las palabras y se quedan atrapadas en mi garganta sin poder salir. El contacto visual que estamos teniendo hace que mis pelos se pongan de punta y causan que tenga la piel de gallina.

Me aclaro la garganta - Perdón no te vi - hablo por fin dando un paso hacia atrás.

- ¿Que haces aquí? - la frialdad en su voz no me sorprende tanto.

- Yo-yo...yo estaba buscando a alguno de ustedes - admito.

- ¿Por qué? - vuelve hablar sin desaparecer la frialdad en su voz.

Díselo, díselo, vamos díselo

- Nada, olvidado - suelto.

- ¿Lara, qué pasa? - la forma en la que dice mi antiguo nombre me da un escalofrío.

No pasará nada si le dices

- Aparte de ustedes ¿Quien tiene acceso a entrar a esta propiedad? - su expresión fría no cambia en ningún momento ni por inesperada pregunta.

- Nada más nosotros - para y como que piensa algo antes de volver hablar - Bueno de hecho los Callen y los Dagger, ¿Por qué?

Olvido como respirar, no siento el aire entrar a mis pulmones, mi pecho empieza a dolor y siento náuseas.

Necesito aire.

Necesito salir.

Mis piernas no responde, estoy como una estatua, es como si mis pies estén pegados al suelo sin articular ningún movimiento. Alguien empieza hablar pero no logro escuchar nada.Unos segundos después logró mover un pie, miro a mi alrededor, todo da vueltas y luego se empieza a ver borroso, me tambaleo un poco todavía en el mismo lugar pero antes de que caiga al suelo unos fuertes brazos me agarran para cargarme, siento un brazo por debajo de mis piernas mientras que otro está debajo de mi espalda, recargó mi cara en un pecho fuerte y una colonia varonil llega a mis fosas nasales antes de que todo se vuelva negro.

Mis ojos se van abriendo poco a poco. En el momento que una silueta aparece de espaldas a mí en la puerta del balcón hace que me incorpore apoyando mi espalda a la cabecera de la cam...espera ¿estoy en una cama? Veo a mi alrededor. Estoy en mi habitación pero ¿como?¿como llegue hasta aquí? Lo último que recuerdo son unos brazos fuertes cargándome y una colonia varonil entrar a mis fosas nasales y luego...nada.

- Ya despertaste - una suave y ronca voz que conozco hace que voltee a ver la fuente de esta.

- ¿Qu-qué pasó? - Giles camina hacia mí para luego sentarse en la cama a una distancia adecuada.

- Te desmayaste - frunzo el ceño - Te empezabas a tambalear pero te tomé antes de que cayeras y te traje aquí.

- Gracias - digo con honestidad.

Él niega con la cabeza - ¿Como te sientes? - no se que me sorprende más: si el hecho de que Giles me allá ayudado y se allá quedado aquí hasta que despierte o el hecho de que Giles sea jodidamente hermoso. Creo que las tres.

Doylestown ✔️(EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora