Doylestown ✔️(EN EDICIÓN)

Capítulo XIII

EL CEMENTERIO

Ver cada parte del pueblo es hermoso pero estar a un movimiento de tu propia muerte es aterrador, aunque no quito que la parte suicida de mi que apenas aparece me diga que este es una gran opción para regresar a mi vida de antes, si me voy de este infierno veré a mis padres en el otro lado.

El que dijo que los sueños se hacían realidad le faltó decir que las pesadillas son sueños y que por ende eso también se hace realidad.

Una lagrima recorre mi mejilla hasta llegar a mi labio, el sabor a sal no me asquea simplemente dejo que siga ahí sin apartarla.

Siempre he tenidos esas pesadillas en donde mis padres han muerto, en donde soy la única viví, me he acostumbrado a esa clase de sueño pero al que tuve esta mañana no se compara con ninguno. Todo fue tan real que hasta sentí la bala romper cada tejido de mi pierna, sentí la punzada en mi cabeza y sentí el frío metal de una pistola en mi sien. Habían pasado años sin que tuviera esa clase de sueños porque simplemente me despertaba en los brazos de mi madre diciéndome que todo es una simple pesadilla y que todo va ha estar bien. Esta vez nadie estaba ahí, no estaba en los brazos de mi madre o de mi padre ya que sus cabezas se encontraban en una caja enfrente de mi cama.

¡La caja!

- Deberíamos de irnos ya - no quiero pero necesito regresar a la mansión para poder hacer algo con esa caja.

- Bien - Giles se levanta y me ofrece la mano para que hago lo mismo.

Caminamos a la moto en silencio, agradezco que no esté tan lejos.

Me pongo el casco y él hace lo mismo para luego subirse y yo seguirle el paso. Arranca la moto y me vuelvo aferrar a cuerpo, para mi sorpresa detiene en seco.

- ¿Qué pasa? - no dice nada, simplemente baja de la moto.

- Manejarás tu - frunzo el ceño y niego con la cabeza - Vamos yo te enseñaré - una leve pero una leve sonrisa se forma en sus labios.

- No se ha-

- Por eso yo te enseñaré - asiento y me recorro hasta el frente.

Se sube detrás de mi y de acerca a mi, siento su pecho en mi espalda y eso hace que una corriente viaje por todo mi maldito cuerpo. Me toma de las manos colocándola en las manillares. Empieza a explicarme cada parte de la moto, toda mi atención está en él y trato de hacer a un lado lo cerca que estamos.

-...este es el acelerador - gira la manilla derecha ocasionando que la moto avanza - Esté es el freno delantero - abre mi mano alcanzo el dichoso freno - Y este es el embregue - mueve la manilla izquierda todavía con su mano encima de la mío.

- Estoy lista - no lo creo.

- Té soltare las manos cuando vea que nuestras vidas no corran riegos por tu culpa - ruedo los ojos.

Giles mueve mi mano junto el acelerador y la moto empieza andar, dejo que las brisa golpe mi cara refrescándola. Bajamos por la carretera en donde subimos para llegar aquí, la adrenalina corre por mis venas y poco a poco dejo de sentir el tacto de Giles. Veo mis manos y están solas, ya no están las de él.

- Seria padre que me dijeras por donde y donde ir, te voy recordando que no vi nada del camino - le digo viendo las casas, las tiendas y las personas aparecer en mi campo de visión.