La venganza del pasado

Un amor desafortunado

20 años antes:

La fuerza del viento acompañada de una tormenta, eran testigos de la promesa de amor de dos amantes desafortunados.

~¡Ven conmigo Beatriz! Debemos ser fuertes. Susurró el príncipe Roland II tomando la mano de su acompañante.

~No puedo hacerlo, mi padre no acepta nuestro compromiso.

~¿Es por qué no seré rey? Sé que mi hermana Tilly tomará el trono, pero eso no quita el hecho de que la sangre real corra por mis venas.

La joven se cubrió los ojos para evitar que Roland se percatara de sus lágrimas.

~Te amo Roland, más que a nada en el mundo.

~También yo,  ¡no puedo permitir que tu padre nos separe! me casaré contigo, aunque mi vida corra peligro, te aseguro que seremos una familia. Pronto esto será, solo un mal recuerdo.

Volviendo a la actualidad.

El rey Roland se encontraba sentado frente a su escritorio, sus manos descansaban sobre su cara, mientras el retrato de Beatriz se mantenía guardado en uno de sus cajones.

~¡Su majestad! Un joven pidió hablar con usted.

~¿De quién se trata, Balleywick?

~El príncipe Hugo, de Albuquerque.

Los ojos del rey se volvieron inexpresivos y de inmediato sintió cómo la melancolía se asentaba en su corazón.

~Hágalo pasar.

El joven no tardó en aparecer frente a sus ojos y enseguida notó un aire de picardía en su mirada.

~Lo saludo, rey Roland. Comentó haciendo una reverencia.

~Bienvenido, príncipe Hugo ¿A qué debo tu visita?

~Seguramente ya está enterado de la muerte de mi padre. Todos estamos devastados, pero la vida debe continuar. Hace unos días,  Axel fue nombrado rey de  Albuquerque, por otra parte, yo seré nombrado Duque y me serán otorgadas algunas tierras. Un duque no puede estar solo, pues necesita una compañera de vida. Es por eso que le pido la mano de su hija Sofía, con la esperanza de no ser rechazado. Sé que ella es muy bella y ha recibido infinidad de propuestas; es probable que sus pretendientes sean más poderosos o hereden algún reino, pero de algo estoy seguro, soy el único que puede amarla y protegerla como se merece.

~Lamento mucho tu perdida, pero ¿Sofía? Ella aún es muy joven, ¿No has pensado en Amber?

~Lo he hecho, lamentablemente su hija mayor y yo, nunca hemos congeniado.

~¿Qué hace a Sofía diferente?

~Tiene la bondad y carisma que ningún miembro de la familia real de Albuquerque podría tener.

El rey Roland estaba a punto de negarse, cuando observó nuevamente los ojos del príncipe.

~Tus ojos son iguales a los de tu madre. Susurró de forma inconsciente.