Invasión

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Flashback de lo que ocurrió durante la invasión de Encantia.

El rey Roland observó como las direcciones de un cañón eran dirigidas al palacio, así que rápidamente pidió a su familia que se escondiera en el sótano, mientas él intentaba evacuar a la gente del pueblo.
Afortunadamente, la mayoría de las personas se habían ido al comenzar los cañonazos de guerra.
Los militares habían desalojado a la población, dejando a la deriva únicamente a la familia real de Encantia.

Roland regresó al castillo y se adentró entre los pasadizos para buscar a su familia.

~¡Sofía no está! Gritó Miranda.

Roland comenzó a impacientarse, buscó entre los escombros y encontró un pedazo de vestido y su amuleto de Avalor.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería dar una noticia apresurada, pero temía que Sofía hubiera muerto.

~Solo encontré su amuleto de Avalor y un pedazo de tela, creo que quedó atrapada entre los escombros. Lloró, mientras observaba como su esposa se desvanecía en sus brazos.

Fin del flashback.

Sofía se encontraba leyendo un libro en el jardín principal, sin imaginar el sufrimiento que estaba pasando su madre, afortunadamente, Amber y James fueron trasladados al Ducado de Encantia, mientras el rey Roland se encontraba intentando volver a levantar a su bella Encantia.

Hugo la observaba desde el estudio de su hermano.

~¿Cuál es el siguiente paso? Preguntó tronando sus nudillos.

~Es tiempo de que Roland sepa que nosotros fuimos los causantes de todo. Sonrió Axel con malicia.

~¡Sofía debe convertirse en mi esposa! Si lo sabe, me abandonará. Gritó apretando los puños.

~Ten paciencia, pronto ella misma te lo pedirá.

Alguien tocó a la puerta y ambos hombres permanecieron en silencio.

~Les traje su té. Exclamó Aliza bajando la mirada.

~Te lo agradezco. Sonrió Hugo poniendo su mano sobre su hombro.

La joven se puso roja y desvió la mirada.

~Si no se les ofrece nada más, me retiro.

Axel sonrió con picardía y observó nuevamente a su hermano.

~No sabía que teníamos una sirvienta tan hermosa.

~¡Así es! Pero no la toques, es una buena amiga.

~Asi que te quieres quedar con todas las mujeres bellas, ¡Deja algo para mí!

~No la veo de esa manera, simplemente me gusta charlar con ella. Además conozco tu reputación y en este momento no nos conviene un escándalo.

~Tal vez tengas razón, pero ¿Notaste la forma en la que te miró?

Hugo giró los ojos y salió de la habitación.

Aliza se encontraba en la puerta, como si hubiera estado esperándolo.

~Le llegó una carta. Habló extendiendo el sobre.

Hugo la abrió rápidamente y sus ojos se ensancharon.

Querido príncipe Hugo.

¿Cómo estás? Me atrevo a escribirte esta carta para confesar mis sentimientos.
Desde hace unos meses, sigo tus pasos, con la esperanza de tener una oportunidad, lamentablemente tu corazón me fue arrebatado.
Decidí mantener mi identidad oculta para evitar problemas.

Atte: tu mayor admiradora.

Hugo la miró con intriga y extendió la carta.

~¿Dónde la conseguiste?

~La encontré en la puerta. Titubeó con pena.

~Bueno, devuelvela. Comentó regresandole el sobre, para posteriormente, seguir su camino.

Aliza limpió sus lágrimas y arrugó la carta. Había puesto todo su amor en ella y él ni siquiera la había conservado.

Lo siguió en silencio y observó como Hugo caminaba lentamente para asustar a Sofía.

~¿Qué estás leyendo? Comentó hojeando el libro.

~Es una novela de amor, su nombre es "El hombre que perdí".

~Déjame adivinar ¿Es una tragedia?

Sofía se rió y asintió.

~¡No me gustan las tragedias! Gritó Hugo cruzando los brazos.

En ese momento, el carruaje de Dereck aterrizó en el jardín.

Hugo se percató de esto y le pidió a Sofía que entrara al castillo con la excusa de que Axel quería hablar con ella.

~¡Dónde está Sofía! Gritó Dereck con molestia.

~¿Por qué estaría aquí? Exclamó Hugo.

~Su padre ... Dijo que murió por culpa de la guerra ¡Una guerra que tú causaste!

Sofía escuchó todo esto y decidió volver.

~¡Yo estoy viva! Lloró hincándose frente a él.

~¡Nos iremos Sofía! Volvió a decir tomándola por el brazo.

~¡No se irá de aquí! Negó Hugo.

Ambos hombres, comenzaron a jalar los brazos de Sofía en dirección opuesta, provocando que la joven gritara para detenerlos.

~¡Basta! Déjenme tranquila.

~Sofia, Dereck perdió la cabeza, ya no sabe cómo retenerte a su lado.

~No es así ¿Por qué no le cuentas que Albuquerque le declaró la guerra a Encantia?

Sofía observó a Hugo con desilusión, esperando que él lo negara y dijera que todo era un malentendido, pero no lo hizo.

~No lo entenderías Sofía, por eso debes permanecer a mi lado ¡Lo único que quiero es protegerte! No quiero hacerte más daño.

~Cada vez que intentas protegerme, me destruyes. ¡Ya no quiero nada de ti! Volveré a Encantia, ayudaré a mi padre. ¿Cómo fui tan tonta como para creer nuevamente en tus engaños?

Sofía tomó su libro y le ofreció su brazo a Dereck, para que ambos caminarán hacía donde se encontraba el carruaje.

~Tú no lo sabes, pero tu padre le hizo mucho daño a mi madre, por eso, ¡debo hacerlo pagar! ¡Él la deshonro y provocó su muerte!

~Mi padre es un buen hombre, siempre ha cuidado de mi y me ha tratado como si fuera su hija de sangre, aunque todos sabemos que no es así, yo no tengo sangre real. Así que te recomiendo que vuelvas con Isabella, ella se muere por estar a tu lado.

Aliza se llevó las manos a la boca; tal vez Sofía no era tan perfecta como creyó, las dos eran iguales, ambas habían nacido en una cuna humilde... Si ella había logrado el amor de Hugo, nada le impedía lograrlo también.

Sofía subió al carruaje y Hugo intentó detenerla, sin embargo, no pudo hacerlo.

Rápidamente, el príncipe corrió hacia los establos para montar a Electra.

~¡Por favor, no te vayas! No la sigas. Exclamó Aliza.

Hugo la miró con curiosidad e intentó comprender la situación.

~¿Por qué no quieres que la siga? Sin Sofía, mi vida no tiene sentido, no puedo permitir que se enamoré de otro hombre.

~No quiero que te vayas, porque yo... Yo te amo... Podría hacerte feliz, más que ella y jamás me iría de tu lado, lo prometo.

La venganza del pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora