Historia de un amor

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El rey Roland comenzó a contar la historia:
~Hace muchos años, cuando Encantia aún era dirigida por un fallecido rey.
Una linda princesa de cabellos oscuros y ojos color avellana, fue obligada a casarse con un hombre al que no amaba, aún cuando estaba enamorada de otro príncipe. El día de su boda, el príncipe le regaló un collar, para demostrarle su amor eterno, así como Hugo lo hizo contigo.

~¿Por qué su amor no fue posible? Preguntó Sofía.

~Porque el joven no se convertiría en rey y el padre de ella, anhelaba el poder que nunca tendría.
Ella nunca fue feliz en su matrimonio y él tuvo que seguir con su vida, se casó con otra mujer y debido a la abdicacion del primogénito, el príncipe se convirtió en rey.

~Papá, ¿está historia es tuya?

~Así es, pero ocurrió antes de conocer a tu madre y a la madre de James y Amber.

~¿Por qué me lo contaste?

~No puedo confiar en nadie más, he cargado con este problema toda mi vida y sé que los gemelos no lo entenderían.

Sofía se acercó hasta su padre y limpió las lágrimas que recorrían sus mejillas.

~Gracias por todo, por educarme, por cuidarme... Pero sobre todo, por ser mi padre.

Un alboroto se escuchó en el pueblo y toda la familia real salió al jardín.

~¿Qué pasa Felipe? Preguntó el rey a uno de los guardias.

~El río principal cambio de color, ahora es rojo, tal como la sangre.

El rey corrió al pueblo y se acercó hasta la orilla del río para tocar el agua.

~No beban, ni rieguen las plantas con ella, podría ser tóxica.

~Se trata de un mal presagio, ya que ocurrió al acercase la sequía. Se avecinan grandes calamidades para Encantia, ¡espero que el cielo tenga piedad de nosotros! Gritó una de las mujeres.

En ese momento, el carruaje del príncipe Hugo pasó delante de ellos y se detuvo abruptamente.

~¿Pasa algo, rey Roland?

~¡Mira el río! Estamos arruinados...Sin agua potable, no habrá cosecha este año y el pueblo comenzará a morir de hambre.

~Hablaré con mi hermano, tal vez pueda ayudar a Encantia. Sonrió palmeando el hombro del rey.

~No príncipe Hugo, no me gustaría abusar de su generosidad.

~¿Quién causó esto? ¿Encantia tiene algún enemigo? Preguntó con molestia.

~¡No! Encantia siempre ha sido un reino pacífico.  Contestó Roland, mientras posaba sus manos en el puente de su nariz.

Hugo se llevó las manos a la barbilla y comenzó a caminar por la orilla del río.

~¿Vieron algo inusual? Preguntó el príncipe a unos campesinos.

~Nada, al atardecer, el río ya se encontraba rojo.

~Averiguaré quién lo hizo, nadie se mete con el reino de mi prometida. Afirmó, subiendo nuevamente a su carruaje.

~Tal vez Hugo no sea tan malo. Pensó el rey Roland, al observar la determinación del joven.

Unas horas más tarde, el rey volvió al Palacio y se sentó sobre su escritorio.

~Rey Roland, el príncipe Hugo quiere hablar con usted. Exclamó Balleywick.

~Hazlo pasar. 

El joven apareció frente a sus ojos, en compañía de dos extraños hombres.

~Rey Roland, me disculpo por la hora, pero encontré a los responsables del incidente. Si me permite, me gustaría llevarlos a Albuquerque para que sean enjuiciados.

~Permiso concedido, aún así, lo que hicieron fue grave, no hay forma de limpiar las aguas, antes de que comience la sequía.

~Encontraremos la forma. Sonrió con determinación. ~Ahora, si usted me lo permite, me gustaría ver a Sofía.

~Claro, ella se encuentra en su habitación.

Hugo dio media vuelta y el rey lo detuvo antes de salir
"Nuevamente, muchas gracias, muchacho".

El rostro de Hugo se puso pálido y esbozo una leve sonrisa. En toda su vida, nadie le había agradecido nada.

Caminó por los pasillos y encontró a Amber recargada sobre uno de los pilares.

~Así que te casarás con Sofía. Titubeó al verlo.

~Por supuesto.

~¿Realmente la amas o solo es por obligación?

~La amo. Comentó siguiendo de largo.

Sofía se encontraba cepillando su cabello y recordando todo lo que había pasado en las últimas horas.
Sin embargo un golpe en la ventana, hizo que se alertara.

Hugo se encontraba volando en su yegua, justo frente a su balcón.

~¿Qué haces aquí?

~Prometí que te daría un regalo. Sonrió extendiendo sus brazos para que ella saltara hasta su caballo.

El joven emprendió el vuelo y llevó a la princesa hasta cima de una gran montaña.

~La vista es magnífica desde aquí, amo como se ven las flores y los árboles. Lamentablemente todo esto desaparecerá en pocas semanas... Si el río no vuelve a la normalidad, Encantia caerá en desgracia.

Hugo observó cada una de sus expresiones e intentó entenderlas una a una.

En ese momento un hombre dejó caer una antorcha de fuego, provocando que las flores comenzaran a quemarse y el fuego se extendiera rápidamente.

~¡Hugo! ¿Qué está pasando? Gritó abrazándose de él.

~No lo sé, creí que había atrapado a los responsables. Comentó mientras se paraba rápidamente de su asiento.

Sofía buscó entre sus bolsillos, pero ni el encantalete, ni el amuleto de Avalor se encontraban con ella.
Así que, con tristeza, observó como el fuego consumía su hermosa Encantia.

Las llamas ya comenzaban a acercarse a ellos, Sofía se encontraba en shock, provocando que no pudiera moverse, así que Hugo la tomó en sus brazos para hacerla subir a su yegua y emprender el vuelo.

Cuando se encontró sola, comenzó a llorar, al sentirse totalmente inútil.

~Sofia ¿Estás bien? Gritó James al otro lado de la puerta.

La princesa se apresuró a abrirle y de inmediato cayó rendida en los brazos de su hermano.

~¡No estoy bien! Desde que mi compromiso se anuncio, Encantia ha caído en desgracia ¿Será una señal para que no me case con Hugo?

~O tal vez Encantia tiene un enemigo mayor. Susurró el rubio llevándose las manos al mentón.

~Nunca hemos sido un país problemático, mi padre ha sido un rey justo y compasivo, pero ahora el pueblo no tendrá comida y la pobreza se extenderá rápidamente.

~No llores Sofía, encontraremos una solución... ¡Nadie sufrirá! Comentó abrazándola nuevamente.

Mientras tanto, Hugo se encontraba llegando a Albuquerque.

~¿Tuvo un buen viaje, su majestad? Preguntó una de las sirvientas.

~Así fue, ¿mi hermano se encuentra en su estudio?

~Lo está esperando.

Hugo se apresuró a tocar la puerta, antes de ser atendido por el rey Axel.

~Demoraste mucho. Gritó al verlo entrar.

~Lo siento Axel, lo que ocurrió en Encantia me mantuvo ocupado.

~Cuéntame, realmente quiero saber cada pequeño detalle.

La venganza del pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora