los sentimientos de Aliza

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Hugo la observó con tristeza y bajó la mirada.

~Te amo, príncipe Hugo. Gritó abrazándose a su espalda.

~¿Por qué yo? Solo quería que fuéramos amigos, nunca quise que pasara esto. Sabes que estoy enamorado de Sofía.

~Puedo ser como ella, puedo cambiar si así lo deseas ¡Por favor, no me rechaces! Si te quedas, cambiaré tu perspectiva. Sé que no soy lo que tenías en mente, ni siquiera me acerco, pero si me das la oportunidad...

Aliza comenzó a llorar y se dejó caer frente a él.

~Perdona si soy indiferente, pero nunca te he querido, nunca he pretendido engañarte... Solo quiero que seamos amigos, por favor no llores más. Contestó extendiendo su pañuelo.

Aliza lo tomó y limpió sus lágrimas.

~¿Qué me hace diferente a ella? ¿Es el hecho de que no soy una princesa? O que mis manos están lastimadas por los quehaceres domésticos. No entiendo ¿Por qué fui tan tonta como para creer que me besarías? Que él amor que siento podría llegar a ser correspondido ¿Estuvo mal pensar que podrías amarme?

~No pienses eso, tu posición económica no me interesa, el problema es que no eres Sofía... Ella se clavó tan dentro de mi corazón que no puedo sacarla. Además, tu sabes que si me quedo a tu lado, no podría darte mi amor, porque mis pensamientos estarían puestos en alguien más ¿Quieres eso para tu vida? Eres tan noble que no podría hacerte daño.

~¡No me importa, Hugo! Tú me diste tu suéter, me cubriste del frío, nadie más había hecho eso por mi... Pero después, ella recibió tus abrazos y tú calor... Mientras yo me moría en silencio. ¡Me hubiera gustado que hubiera muerto durante la guerra! Que no la hubieras salvado. Gritó, para después darse cuenta de lo que había dicho y taparse la boca.

~Príncipe Hugo, su hermano lo necesita. Interrumpió el mayordomo.

Hugo giró la vista hacia Aliza e intentó articular palabra, pero no pudo hacerlo, así que decidió dar media vuelta e irse.

Las palabras de la joven invadían su mente y un ligero sentimiento de culpa se albergaba en su corazón.

~¿Me llamaste? Preguntó sin mirar a su hermano.

~Hugo... Titubeó el pelirrojo.

Los ojos de Hugo se ensancharon al observar la silueta de un hombre.

~¿Papá? ¡No puede ser! Tu moriste hace tres meses.

~¿Es lo único que dirás? No hay un abrazo para tu padre?

Hugo dió un paso en retroceso.

~¿Qué está ocurriendo? Axel, explícame qué pasa.

Axel desvió la mirada y esperó a que su padre hablara.

~Ahora que han cumplido mi objetivo, me enfrentaré al rey Roland, pagará por haberme arrebatado a la mujer que amé. Él les negó la oportunidad de tener una madre, les quitó todo lo que siempre soñaron.

El hombre observó la mirada de Hugo y notó que su corazón comenzaba a ablandarse, así que tomó su rostro para hacer que lo mirara.

~Te contaré de nuevo la historia, para que tú sed de venganza se avive en tu corazón.
Poco tiempo después de que naciste, el rey Roland se citó con tu madre a las afueras de Albuquerque, lo que parecía una cita amistosa, se convirtió en el infierno para Beatriz. Desató la silla de su caballo, para que al montar no pudiera sostenerse y cayera a su muerte, todo para cobrar venganza por no haber logrado su amor. Él la deshonró antes de nuestra boda, la dejó en la miseria, yo fui el único que pudo salvarla de las críticas de la sociedad, gracias a mi, Beatriz pudo ser feliz.

Los puños de Hugo se apretaron y se tapó los oídos.

~¡No sigas! Sofía sufrió por tu venganza.

~No es solo mi venganza, es de todos.

~Sofia no tenía la culpa, ella ni siquiera es hija del rey Roland, ¿Por qué no utilizamos a Amber? Gritó nuevamente.

~¿Estás poniendo en duda mi autoridad? ¿Crees que no tengo una buena razón? Gritó dándole la espalda a su hijo.

~¿Qué haremos ahora, papá? Ya soy dueño de Encantia. Exclamó Axel intentando dispersar la tensión.

~Mañana temprano enfrentaremos a Roland. Por fin, después de 20 años, las máscaras caerán.

Hugo dió media vuelta y salió rápidamente de la habitación.

Mientras tanto, Sofía se encontraba llegando a Encantia.

Su reino ya no era como lo recordaba, ahora estaba lleno de escombros y humo.

Dónde antes había existido la riqueza, ahora solo habían cenizas de pobreza.

~¿Por qué ocurrió esto? Lloró mientras se aferraba al brazo de Dereck.

Su padre se encontraba recogiendo los escombros, con la esperanza de hacer prosperar nuevamente a Encantia. Sus ropas estaban sucias, rotas y su cara mostraba un poco de locura.

~¡Papá! Soy Sofía, estoy aquí. Exclamó abrazándose de su pecho.

~No puede ser... Sofía murió y yo busco su cuerpo para llevarselo a su madre.

~¡Estoy viva! El reino de Hugo creó está desgracia porque... Tú asesinaste a la reina Beatriz.

~¿Beatriz? Yo amaba a Beatriz. Lloró con impotencia. ~Garrick fue quien la alejó de mí lado... Él la obligó a ser su esposa.

~¡Yo te creo papá! Y te ayudaré a recuperar Encantia. Comentó con decisión.

Roland la llevó al Ducado de Encantia para que se reencontrará con su madre y hermanos.

Al verla, Miranda la abrazó con fuerza.

~Sabia que estabas viva, que mi hija no podía morir tan fácilmente.

~¿Cómo pudiste salvarte? Preguntó Amber.

~Cuando los cañonazos sonaron, me separé de todos y volví por mi Encantalete, Hugo entró por la ventana y me llevó en su yegua. Me mantuvo encerrada por semanas, hasta que hace unas horas, Dereck me salvó de sus garras.

~Me alegro que te salvara, porque así no tuviste que pasar frío y hambre como nosotros. Comentó James con tristeza.

~Espero que no estén molestos, jamás quise dejar Encantia. Todos los días pensaba en un plan para volver con ustedes y salvar mi reino.

~No estamos molestos, tú volviste a nuestro lado  y ese es el regalo más grande que nos pudo dar la vida. ¡Ahora debemos recuperar Encantia! Exclamó Miranda.

~¿Pero cómo lo haremos? Preguntó Amber.

~Veamos que condiciones nos pone Axel. Interrumpió el rey Roland con pesar.

La venganza del pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora