La salvación de Encantia.

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Hugo titubeó un poco, sin embargo sonrió tranquilamente.

~Encantia está sumida en la desgracia, creo que necesitaran de nuestra ayuda, ya sabes, por ser el prometido de Sofía.

~Claro, los ayudaremos, hermanito. Contestó Axel tocando su hombro.

~¿Visitaras al rey Roland? Deberías hacerlo por cortesía.

~Asi es, mañana temprano partiré a Encantia. Además tú debes acompañarme, ya que tienes asuntos pendientes con la princesa Sofía.

A pesar de todo lo que había ocurrido, Sofía se había quedado profundamente dormida.
A la mañana siguiente, los rayos de sol entraron por su ventana, provocando que la joven princesa se despertara.

El desayuno transcurrió con normalidad y al terminar, la princesa se dirigió a la torre de su hechicero.

~Señor Cédric, ¿Qué opina sobre los ataques a Encantia?

~Tal vez sea un mal presagio y su boda con el príncipe Hugo no deba realizarse.

Sofía caminó hacia la ventana y observó como el carruaje de Hugo se detenía frente a la puerta del palacio.

~¿Por qué no me acompaña a conocerlo? Tal vez después, pueda cambiar su opinión sobre él.

Cédric le ofreció su brazo y juntos salieron al jardín.

~Buenos días princesa Sofía. Se inclinó Axel al verla parada frente a él.

~Es un gusto recibirlos.  Sonrió haciéndolos pasar al comedor.

Hugo observó a Cédric y una tensión se creó entre ambos.

~¿Pasa algo, príncipe Hugo? Susurró el hombre.

~No es nada, señor Cédric, me parece familiar, aunque es la primera vez que nos vemos. Sonrió extendiendo su mano para darle un saludo.

El hechicero se asombró ante esta acción y regresó el apretón de mano.

~Estaba muy nervioso por conocer al futuro esposo de Sofía, pero me doy cuenta que usted es un buen hombre.

~Me alegra conocerlo, sé que Sofía y usted son muy amigos. Contestó con refinamiento.

Amber se encontraba observando todo desde el otro lado de la puerta, sus mejillas se encontraban enrojecidas por el enojo.

~¿Pasa algo princesa Amber? Preguntó el príncipe Dereck.

~No es nada ¿Cuándo llegaste?

~Hace un momento, supe sobre el compromiso de tu hermana y francamente no estoy de acuerdo.

~¿Amas a Sofía?

~Si y tengo un plan en marcha, la presionaré tanto, que correrá a mis brazos.

~¡No puede ser Dereck! Lo que hiciste fue muy cruel. Gritó Amber al darse cuenta que él era el verdadero responsable de los ataques a Encantia.

~¿Quieres a Hugo de vuelta? Colabora conmigo.

~No puedo colaborar con alguien que logra sus objetivos haciéndole daño a mi familia. Además Sofía no lo merece, ella es tan buena.

Dereck la miró con desprecio y se apresuró a hablar con el rey Roland.

~No esperaba verlo hasta mañana, príncipe Dereck. Comentó con tranquilidad.

~Rey Roland, no puedo esperar para dar mi punto de vista. Mencionó mientras observaba con odio como Sofía, el señor Cédric y Hugo reían al otro lado del salón.

~Sin embargo, no puedo atenderte ahora, el rey Axel espera por mi.

~No se preocupe, rey Roland, atienda a Dereck, yo puedo esperar. Interrumpió el pelirrojo.

El rey hizo pasar a Dereck y las puertas del estudio se cerraron a la par.

~Escuche sobre los ataques a Encantia y sé quién es el responsable. Se anticipó a decir.

~Los responsables fueron atrapados anoche.

~Es verdad, pero estoy enterado de que ocurrió un incendio unas horas después. Hace unos años, el señor Cédric junto con otros magos crearon un plan para conquistar los reinos, incluyendo el mío. Así que mis sospechas hacia él pueden ser ciertas.

~Cédric es un buen hombre, si no me muestras pruebas, no podré acusarlo de nada.

~Pensé que diría eso, está mañana encontré una de las varitas del hechicero entre las cenizas del campo. Cómo puede ver, tiene sus iniciales marcadas. Mencionó extendiendo el artefacto.

El rey Roland rápidamente llamó a sus guardias y pidió que el hechicero fuera apresado.

~¿Qué ocurre? Gritó Sofía intentando tomar al hombre del brazo.

~Se le acusa de causar disturbios en Encantia. Gritó Dereck mientras una sonrisa desafiante se marcaba en su rostro.

~¿Tienen pruebas? Replicó Hugo aproximándose hacia el joven.

~Esta varita se encontraba cerca del sembradío.

~¿Oh estás seguro, Dereck? ¿Entonces por qué mis hombres encontraron la insignia de tu reino junto al lago? Mencionó Hugo extendiendo el broche.

El rostro de Dereck se puso pálido y comenzó a buscar el broche entre sus ropas.

~¡Hugo, estás incriminándome! Podría hacer que te decapiten.

~De la misma manera en que tú estás incriminando a un hombre inocente. Gritó lanzando el broche al suelo.

~Yo jamás haría algo tan vil. ¿Cómo lograste quitarme mi insignia?

~Soy muy ágil con las manos, piensa las consecuencias antes de intentar difamar a alguien. Susurró a su oído antes de seguir de largo.

~Rey Roland... Creo que estaba equivocado ¡Quizás alguien intentó culpar al hechicero! Titubeó Dereck con terror.

Amber observó desde el final del pasillo, expectante ante todo lo que estaba pasando.

~Rey Axel, estoy listo para recibirlo. Mencionó el rey Roland, justo después de ordenar que soltaran a Cédric.

Axel entró a la habitación y las puertas nuevamente fueron cerradas.

~Mi hermano me informó sobre lo que ocurrió anoche. Quiero que sepan que Albuquerque está a su entera disposición. Comentó con tranquilidad.

~Agradezco su ayuda, Encantia está pasando por un mal momento.

~Por eso me tomé el atrevimiento de crear un plan para restaurar la economía que se perderá.

~¿De qué se trata?

~Albuquerque dotará a Encantia de comida y agua durante el tiempo de la sequía, a cambio, queremos asentar un cuartel militar en Encantia, ¡pero no se preocupe! Solo será para que mis hombres entrenen y ayuden a la población durante la crisis.

Roland lo meditó por un momento, sin embargo, estaba muy hundido para poder negarse.

~Acepto, pero prométeme que no pasará nada malo con el pueblo de Encantia.

~Se lo aseguro, por mi honor, yo mismo supervisare a mis hombres y evitaré que ocurra una desgracia. Cómo mi padre siempre dijo: Un hombre honesto, es un hombre virtuoso.

Las manos de Roland comenzaron a temblar, cuando Axel extendió el contrato para que lo firmara.

Dejar que una base militar se asentara en Encantia, era igual que ceder el poder de su reino al rey Axel, sin embargo no tenía otra opción, no dejaría que el pueblo muriera de hambre por su culpa.

La venganza del pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora