Los celos de una princesa

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El beso sumergió a Sofía y Hugo.
El príncipe comenzó a acariciar sus cabellos y recorrer su espalda, provocando que Sofía comenzará a impacientarse y sus manos temblaran de miedo.

~¿Por qué me temes? No te haré daño. Preguntó al soltarla.

~No es eso, es solo que... Es mi primer beso. Sonrió escondiendo su rostro.

~¿De verdad? Me alegra saber que fui el primero en besarte, me parece tan interesante. Comentó mientras acariciaba su barbilla.

~¡No te burles Hugo! Es solo que, soy muy infantil y los hombres no suelen gustar de mi.

~Bueno, no haré nada que te incomode, pero realmente me gustaría que me tuvieras confianza, ahora, ve a arreglarte, al anochecer partiremos a Albuquerque.

Sofía asintió y corrió hasta su habitación.

La noche ya se había hecho presente y Sofía se encontraba sentada frente a su tocador, mientras arreglaba su cabello.

~Hugo está esperándote, ¡no tardes! Mencionó Miranda dándole un último vistazo a su hija.

~Gracias mamá, volveré más tarde.

Sofía subió al carruaje y esperó pacientemente llegar a Albuquerque.

Dos horas más tarde, ya se encontraba frente al castillo.

En seguida una joven de 18 años salió a recibir a la pareja.

~Hugo ¿Por qué tardaste tanto? Dijiste que sería rapi...

Isabella observó que el joven no se encontraba solo y se detuvo rápidamente.

~Querida prima, te presento a mi prometida, la princesa Sofía. Pensé que sería bueno que la conocieras en tu fiesta de cumpleaños.

~¿Prima? Oh es verdad “Primo". Pasen, estaba muy emocionada por conocerte Sofía. Hugo me ha hablado tanto de ti.

Sofía caminó delante de ellos e Isabella le hizo un gesto de disgusto a Hugo.

~No esperaba verte hoy princesa Sofía, pero estoy feliz de que pudieras venir. Saludó Axel.

~Mi hermano está de buen humor, ya sabes, ama a Isabella. Interrumpió Hugo provocando que el pelirrojo hiciera un gesto de incomprensión.

~Hugo, ¿Puedo hablar contigo?

Hugo caminó con seguridad hasta el estudio de su hermano y cuando las puertas se cerraron, Axel golpeó el escritorio.

~¿Qué planeas hacer? ¿Por qué trajiste a Sofía al cumpleaños de Isabella? Ella debe estar muy molesta.

~Me pareció interesante. Sonrió con picardía.

~Espero que no arruines todo lo que hemos logrado... ¡Si te llegaras a enamorar de ella, sería nuestra perdición!

~Eso jamás pasará, nadie ha logrado que yo sienta amor.

~¿Ni siquiera Isabella?

~Papá arregló este compromiso, pero no puedo negar que es hermosa y candente.

~¿Y Sofía? ¿Qué hay de ella?

~Ella es diferente, es tan inocente que me hace sentir aburrido.

Mientras tanto, Sofía se encontraba sentada frente a Isabella, el silencio era tan prolongado que se hacía incómodo.

~Asi que eres una prima lejana de Hugo... Tenía muchas ganas de conocerte, he escuchado solo cosas buenas de ti. Exclamó Sofía intentando romper el hielo.

~Yo en cambio no sé nada de ti. ¿Cuál es tu reino?

~Soy de Encantia. Titubeo con pena.

~¡El reino de la princesa Amber! No sabía que tuviera una hermana, después de su nacimiento, supe que su madre murió.

~El rey Roland se casó con mi mamá y gracias a eso, me convertí en princesa.

~Asi que eres una plebeya con título real, no me sorprende. Si me permites, voy a buscar a Hugo, es momento de partir el pastel. Comentó levantándose de su asiento.

La joven se encontró con ambos príncipes en el pasillo y Axel decidió adelantarse para darles privacidad.

~¡Estoy muy enojada! ¿Crees que es lindo que la hayas traído a mi fiesta? Sabías que quería estar a solas contigo, hoy sería nuestra noche especial.

~Te compensaré después, no te preocupes, sabes que ella no significa nada para mí. Sonrió tomándola por la cintura.

En seguida la joven unió sus labios a los de Hugo y se dejó llevar por la intensidad del beso.

~¡Hugo! ¡Isabella! ¿Dónde están? Gritó Sofía por los pasillos.

Rápidamente ambos jóvenes se separaron y fingieron que no había pasado nada.

~Estoy aquí Sofía. Mencionó Hugo, mientras extendía sus brazos para que la princesa castaña lo abrazara.

Isabella frunció el ceño y se hizo a un lado, mientras cruzaba los brazos.

~Perdón si los interrumpí, pero me sentía muy sola, Hugo.

~No te preocupes, siento mucho haberte dejado ¿Isabella fue buena contigo?

~La mejor. Sonrió Sofía provocando la molestia de la joven.

Los tres caminaron al comedor y apenas se sentaron, los sirvientes comenzaron a atenderlos.

~Sofia, debes poner la servilleta sobre tus piernas. Recalcó Isabella.

~Lo sé, de todas formas, muchas gracias. Contestó.

~Como te criaste en un pueblo, creí que no sabías sobre etiqueta y buen comportamiento.

~Sofia nació en el pueblo de Encantia, pero a los siete años se convirtió en princesa. Desde ese momento ha recibido la misma educación que tú o cualquier otro miembro real. Recalcó Hugo.

Axel lo miró con intriga y propuso un brindis por la princesa Isabella.

La joven se situó al lado de Sofía y movió su vino con delicadeza.

~Brindo también por el compromiso de Sofía y Hugo, espero que no tengan dificultades y que su amor sea verdadero. Comentó observando a Hugo directamente a los ojos.

~Gracias Isabella, espero que puedas asistir a la boda. Contestó Sofía.

~Me gustaría ir, aunque será un matrimonio desgraciado.

Hugo golpeó la mesa e Isabella dió un paso en retroceso, provocando que su vino cayera sobre el vestido de Sofía.

~¿Estás bien? Gritó Hugo, mientras la ayudaba a limpiar la mancha.

~Es mejor que me vaya, no traje un vestido de reserva. Titubeó Sofía.

~Te acompañaré.

~¡No lo harás Hugo! Es mi cumpleaños.

~Tú provocaste esto, querida prima. Recalcó con molestia.

Al encontrarse fuera del castillo, Sofía comenzó a llorar, sobre el brazo de Hugo.

~Siempre intento ser buena persona, pero la gente suele burlarse de mí procedencia no real. Antes de hoy, nunca me había importado, sin embargo, ella tiene razón, tú mereces a una princesa de sangre real, no a una chica de pueblo que se convirtió en princesa.

Hugo la miró con compasión y limpió sus lágrimas.

~Te amo por lo que eres, no hay nadie como tú, no eres una princesa común, a ti te gusta el Derby volador y la aventura. Nunca piensas en frivolidades y eres muy divertida ¡No te sientas menos!

Sofía se abrazó nuevamente a él, mientras Isabella los observaba a través de la ventana.

La venganza del pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora