Cara a cara.

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Sofía se asustó al recibir la respuesta del rey Estéfano, su padre estaría acabado si no buscaba una solución rápida.

~¿Por qué no me ayudará? Mi padre podría morir a manos del hombre que amo. Gritó con impotencia.

~No puedo hacerlo porque la entrada de mercancía a mi país, debe pasar estrictamente por Albuquerque y si ellos nos cierran el paso, la gente de Marcilia sufriría las consecuencias.

Sofía lo miró con tristeza y se limpió un poco las lágrimas.

Esteban escuchó la conversación, desde la puerta y se llevó las manos al mentón. Una idea se había clavado en su mente, así que esperó a que Sofía se fuera y entró a hablar con su padre.

La princesa volvió a su hogar.
Su padre y familia ya se encontraban en compañía de Hugo y Axel.

Intentó hacer contacto visual con su amado, sin embargo, él mantuvo su vista al frente, que era acompañada con una mirada fría y dominante.

~¡Encantia es nuestra! Gritó Amber con impotencia.

~Siento mucho que ya no puedas convertirte en reina, mi querida Amber. Se anticipó Axel, besando sus nudillos.

La rubia retiró su mano e hizo un gesto de desagrado.

~Ustedes son buenos muchachos, puedo verlo en sus ojos ¿Por qué se dejaron llevar por una venganza que no existe? Exclamó Roland.

~¡Existe, mataste a mi madre y no tuviste piedad de nosotros! Gritó Hugo, mientras caminaba hacia él.

~Yo amaba a tu madre, jamás le haría daño, tú conoces ese sentimiento ¿O tu amor por mi hija es mentira?

Hugo bajó la mirada y comenzó a negar, estaba a punto de hablar, cuando un carruaje se detuvo frente a ellos.

~¡Ya lo hablamos Hugo! No dejes que tus sentimientos te dominen. Gritó Garrick, mientras descendía del coche.

El joven desvió la mirada y se hizo a un lado para que su padre pasara.

~¡Tú!, Se supone que estabas muerto. Gritó Roland con impotencia.

~Jamas lo estaré, solo fingí para que bajarás la guardia... Entrené bien a mis hijos ¿No es así? Ellos son todo lo que quiero. Y están llenos de sed de venganza ¡Porque tú les arrebataste a su madre!

~¡Yo no lo hice! Volvió a gritar Roland.

~¡Mi padre no es un asesino! Exclamó Sofía interponiendose entre ambos hombres.

El rey Garrick la miró con desprecio y la hizo a un lado, provocando que la joven cayera al suelo.

~¿Cómo te atreves? Gritó Hugo corriendo hacia ella.

~¿Crees que por haber embrujado a mi hijo, dejaré mi venganza contra tu padre? No eres más que una niña de pueblo que se convirtió en princesa, ¡no te equivoques!

~¡Eso no es cierto! Sofía es mi hija, yo la he criado desde que era muy niña... Ella quizás no lleva mi sangre, pero la veo como tal.

Garrick desvío la mirada y observó de reojo a Hugo que se mantenía a la defensiva.

~¿Qué harás ahora, Roland? Firmaste tu sentencia de muerte.

Roland apretó los puños y bajó la mirada.

~Nunca dejaré a tu cargo el lugar que me heredaron mis ancestros...

~¡Guardias, lleven a la familia de Encantia a su celda! Exclamó Garrick con firmeza.

~¡No! Gritó Sofía, esperando un milagro.

Nuevamente la joven buscó la mirada de Hugo, pero esté ni siquiera se inmutó.

Cuando Sofía fue llevada al calabozo, Hugo se llevó las manos al rostro, Axel corrió a su lado para tomar su hombro y darle apoyo moral.

~¿Por qué no la salvaste? Le preguntó el pelirrojo con preocupación.

~No pude hacerlo... Si mi padre no estuviera vivo, nada de esto hubiera pasado. Pero, ahora estoy a su merced, tendré que desposar a Isabella, tal como él lo decidió.

~No te aflijas, Isabella no es tan mala, es un poco consentida, pero es una princesa educada y heredará un reino.

~¡Eso no me importa! Yo no la amo... Gritó tomando a su hermano por el saco.

~¡Hugo, Axel! Debemos irnos, Isabella nos espera en el castillo. Gritó el hombre desde el interior del carruaje.

Hugo apretó los puños y subió a regaña dientes al carruaje.

Mientras observaba el paisaje a través de la ventana, recordó la mirada perdida de Sofía, que aunque intentará olvidar, le era imposible hacerlo.

Su padre lo estaba orillando a cometer pecados de los que no se sentía orgulloso, sin embargo, no podía negarse o su futuro correría peligro.

Finalmente el viaje terminó y descendió lentamente del carruaje.
Isabella corrió hacia él para tomar su brazo, fingiendo que no había pasado nada en el tiempo en que el rey Carrick se mantuvo ausente.

Aliza observó está escena desde la puerta y bajó la mirada para evitar mostrar su cara.

Hugo e Isabella caminaron frente a ella y entraron al castillo para fijar la fecha de su matrimonio.

Mientras tanto, en el calabozo de Encantia, la familia real pensaba en un plan para escapar.

Amber se encontraba llorando sobre el regazo de Sofía, mientras ella recordaba cada gesto en el rostro de su amado Hugo.

En ese instante, alguien descendió a las profundidades de las mazmorras.

~¡Sofía! ¿Estás bien? Preguntó Dereck intentando tomar su mano a través de los barrotes.

~¡No lo estoy! Debemos recuperar Encantia, antes de que sea demasiado tarde.

~¿Cuando volverá Axel?

~En dos días, para ese momento, necesito haber recabado pruebas para salvar a mi padre y a mi nación.

~Intentaré ayudarte, pero no sé si pueda hacerlo. Comentó Dereck con desilusión.

~Pero yo si puedo hacerlo. Interrumpió Esteban al final del pasillo.

~¿Qué haces aquí? Prometiste no volver a acercarte a Sofía. Gritó Dereck tomándolo por el saco.

~Colaboraré con ustedes, a cambio quiero que me ayuden a impedir que el rey Garrick siga amenazando a mi padre. Somos tres reinos contra el país más poderoso del mundo eterno.

~No queremos tu ayuda. Volvió a gritar Dereck.

~Mi padre tiene información que podría ayudar a Encantia, soy el único que puede persuadirlo a salir de su escondite.

~Esta bien. Contestó Sofía con resignación ~Necesitamos toda la ayuda posible.

Esteban hizo una sonrisa de descaro y dió media vuelta

Los problemas que se avecinan harían que Sofía se replanteara mejor su vida.
Quizás todo lo que creyó en el pasado, no era tal y como lo que pensó y había un secreto más grande que alentaba al rey Garrick a querer cumplir su absurda venganza.

La venganza del pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora