14. En mi corazón aún hay culpa: parte 1

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Tocó su nariz con su pulgar y el anular, la frotaba un poco, pensaba internamente la situación actual.

Mirando hacia el pasado, era completamente irracional la situación si le prestaba atención a cada detalle.

¿Qué estaba mal?

Realmente nada, y eso era lo peor, que nada iba mal, todo estaba de cierta manera bien y brillante.

Cerro sus ojos, tenía que dormir un poco, pero no podía dormir con tanto en la cabeza, era irritante todo, nuevamente aquellas gemas azules se abrieron de a poco.

—Mm...

Se desparramó en la silla y cerro los ojos, pensando un poco, repasando y buscando desde cuándo comenzó todo.

Soltó un suspiro.

"El día que se volvió raro fue aquella mañana cuando bajo a desayunar sin vestir algo extravagante. Desde ahí se volvió una locura."

Pensó.

—Ah...

Suspiro en resignación. Aquella mañana aún era confusa, ella solo bromeó un poco esperando el enojo del castaño, pero no reaccionó como quería, fingió a tal grado de ser evidente. La actitud de Ingrid no era del tipo brillante o amigable, era un tanto oscura, calculadora y fría, pero respetuosa siempre.

Kilian notaría cualquier anomalía en la actitud de su hermana, le diría algo como —Deja eso, no eres así– con una expresión distante, pero nunca fría o indiferente.

Pero esa noche los ojos de Kilian la miraron con decepción e indiferencia, como todos la veían, como la sociedad la veía a ella y a toda su familia. Eso realmente lastimo a su corazón.

—¿Por qué?

Lo que más la molestaba era el hecho de que solo a ella le interesaba la actitud del castaño.

Sus padres estaban encantados con este nuevo "lado" de él. Tan amable, alegre, lleno de vida, como una flor en primavera. Estaban intentando que su actitud cambiará y ahora que estaba hecho no le dirían ni pío.

Y los empleados estaba igual o más encantados por él, realmente, igual que los duques, esperaba que la actitud de su joven maestro brillará.

Como si tocará una flauta mágica que encantará a todo aquel que escuchará la melodía y lo siguiera sin chistar.

Tenía que enfrentarlo cara a cara, ser directa y mostrar que aquel que fingía ser Ian no lo era.

—De seguro me dirías algo reconfortante... Lila.

Soltó el nombre de alguien y sus ojos se llenaron de lágrimas. Primero un leve sollozo se escuchó, luego el llanto de la castaña inundó la habitación.

—Lo lamento tanto...

Dijo y repito entre lágrimas.

El chico castaño al otro lado de la puerta se quedó inerte, solo escuchando los lamentos de su pequeña hermana, no pudo entrar y limpiar las lágrimas en su rostro, no sabía cómo, así que se alejó en silencio.

(...)

Se levantó de la cama antes de que el sol saliera y pidió a su mucama que le preparará el baño y un conjunto de ropa para salir a tomar té.

Se arregló bellamente y con una expresión amigable fue a con su hermano y le pidió salir, los duques estaban felices de que sus hijos nuevamente fueran un par de buenos amigos, como en el pasado.

Pensó que la rechazaría por lo sucedido la noche anterior, pero el castaño la miro con amabilidad y respondió un "si" inmediatamente.

(...)

Ella lo sabía, sabía que algo no andaba bien, sus ojos perspicaces no podían dejar escapar ningún detalle.
Esperaba una respuesta o explicación convincente, pero solo recibió mierda.

La puerta se azotó con fuerza, la mucama fuera de la habitación tembló de miedo al ver a su señorita completamente enojada y con una expresión torcida en el rostro, no pudo ni saludar por tanto miedo.

—¡Crees que soy una idiota!

Grito.

—¡Te pido una explicación y me das mierda! ¡Ahhhhhhh!

Comenzó a lanzar las cosas con odio y rabia. Derribo todo aquel objeto que se encontraba encima de su escritorio.

Pero una parte de ella sabía que no mentía, que estaba diciendo la verdad.

La expresión, en ese momento, en el rostro del Kilian era seria y dura, sin ningún rastro de burla.

Se vería mal si pidiera que volviera a ser la basura de la familia.

La sola idea de que su hermano, quien había sido una persona horrible, cambiará drásticamente no le terminaba de convencer.

Aquel niño que macho sus manos de sangre a tan temprana edad y su brillante sonrisa se apagó de momento...

Le acusaba una sensación desagradable recordar a su pequeño hermano cuando brillaba por si solo, cuando era tan puro como el color blanco, antes de que su alma se coloreara de carmín.

Hace mucho, mucho tiempo atrás, cuando la familia ducal Havran era respetada y no solo temida, cuando la pequeña Ingrid y su hermano Kilian eran buenos amigos y sonreían con alegría...

—Vamos, no me hagas recordar malos tiempos, duele.

Se tiró en la cama para poder dormir.

Está Novela Es Muy Cliché, ¡Vamos A Ponerle Un Poco De Diversión!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora