15. En mi corazón aún hay culpa: parte 2

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—Mi señorita, ya debe despertar es muy tarde.

—5 minutos más...

—Pero después ya no estaré, ya no estaré para despertarla...

—Deja de decir tonterías, nos prometimos estar siempre juntas y cuando una de las dos muera, una parte de nuestra alma morirá con ella...

—Ya déjame ir, no necesito la mitad de ti, quiero que dejes de matar esa parte de ti... Suéltame y deja de ahogar tu alma en sangre.

—...

—Trae flores de vez en cuando.

—...

Desertor de golpe, la luz de la luna entraba por el gran ventanal a la derecha de la cama.

—Ah...

Suspiro profundamente, llevo su mano a su pecho y grito.

—¡Lila! ¡Lila!

Soltó en gritos el nombre, se quiso levantar de la cama, pero sus pies fallaron y su cuerpo azotó en el piso de madera.

Se escucharon pasos apresurados, la puerta se abrió de golpe.

—¡Mi señorita!

La voz de una joven mucama habló y se acercó entre la oscuridad.

—¡Lila!

Ingrid levantó rápidamente su rostro esperando ver una cara familiar, pero no, no era a quien esperaba.
El rostro de la mucama se entristeció.

—Lo lamento mucho, pero se lo tendré que decir nuevamente... Lila está muerta, mi señorita, lo siento.

—Lo sé...

La castaña recobró la compostura y se levantó. Tomó el abrigo que se encontraba colgado en la silla de su escritorio para después dirigirse a la puerta.

—¿Saldrá?

Tartamudeo la mucama.

—Saldré, volveré pronto. Que mis padres no se enteren.

Contesto golpeado Ingrid, su silueta se disolvió entre la oscuridad del pasillo.

—Si mi señorita.

Susurro para sí misma. Pensaba que su señorita volvería a ser alegré, pero sé ha dado cuenta de que no es así. Le habían contado cuando la señorita era una pequeña niña y tal como el joven maestro, ambos eran tan brillantes como la luz de sol. Se preguntaba ¿Qué habrán pasado en ese entonces para apagar cualquier rastro de alegría?

(...)

Camino sin prestar tanta atención en medio de la calle vacía, la gran capucha le tapaba la mitad de su visión.
Después de caminar por más de 30 minutos sus pasos se detuvieron delante de un establecimiento un poco sospechoso, en la oscuridad de la noche, se colocó un antifaz en el rostro y comenzó a caminar hacia la entrada, el hombre de la puerta la miro de reojo.

—Quiero un café frío, ¿Habrá alguno?

Ingrid dijo en clave.

—Solo queda uno, es afortunada.

El hombre de aspecto rudo se hizo a un lado y la dejo pasar.

"Renaître" Un bar de mala muerte dónde se podían conseguir sustancias ilegales en el imperio. Traducido literalmente como "Vuelve a la vida" de una lengua muerta, era un poco irónico que el lugar llevará tal nombre y pudieras morir por una sobredosis.

Está Novela Es Muy Cliché, ¡Vamos A Ponerle Un Poco De Diversión!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora