25. Clase de historia que nadie pidió.

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'Mire al rededor de los pasillos. Hay muchos retratos familiares, de todas los emperadores que han pasado por la corona.

Me detuve por un momento al ver una pintura bastante particular, era una mujer de cabellos rojizos como el sol montada sobre un caballo blanco sosteniendo una espada plateada, sus ojos eran dorados, no llevaba una corona o tiara en la cabeza, en lugar de un vestido elegante llevaba una armadura de guerra.

Ella era muy llamativa, sus ojos expresaban rencor y determinación.'

—Ella... 

'Levante mi mano para tocar un poco la pintura.'

—Ella fue la primera Emperatriz de Itzae, La Emperatriz Laurel.

"¿Eh? ¡Es ella!"

—¡Soy su fan!

Los ojos lilas del castaño brillaron de la emoción, la castaña volteo rápidamente, igual sus ojos azules brillaron repentinamente.

—¡Yo igual!

—¡Ella era tan genial!

Ambos hermanos se tomaron de las manos cual colegialas emocionadas.

"Nunca pensé que podría ver un retrato de ella."

'La gran primera Emperatriz del imperio, ¿Qué no podría hacer ella?

Una niña con determinación.'

"Se supone que esto no es algo que se toque en la narrativa, pero meeee."

'Hace poco más de mil años, fue descubierto el imperio que ahora pisan mis pies, un lugar fértil y con gran riqueza. Los que descubrieron tal maravilloso lugar fue, el imperio Doqueresama. Los nativos de las nuevas tierras eran pacíficos, propusieron un tratado de amistad entre las dos grandes potencias, pero, los nobles del imperio Doqueresama no quería tal cosa, ellos querían explotar el nuevo mundo y así comenzó una era de esclavización, y con un gran ejército puso de rodillas a quienes les brindaron amabilidad.'

"Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia."

'500 años después de ser esclavizados y de que su gran paraíso fuera pisoteado, los nativos ya no tenían nada, su próspero imperio ahora era un desierto; Gilberto II, el octavo emperador de Doqueresama, se burló de aquellas personas que ahora rogaban piedad.

Regalo la desértica tierra que ya no tenía valor alguno a su pequeña hija Laurel. Fue una burla para ambas partes, para los esclavos y para la nueva monarca, que ahora era dueña de personas sin esperanzas y tierras infértiles, ósea nada.

Gilberto II esperaba que su hija más pequeña fuera atacada por los nativos, esperaba deshacerse de ella de forma fácil.

Laurel llegó a aquel lugar solo con 3 soldados de los cuales 2 murieron inmediatamente al tocar aquella tierra, el último soldado en pie protegió a Laurel de tan solo 7 años.

No era una sorpresa que el Emperador quisiera matar a su hija, ya que, ella era la hija de una plebeya, tal plebeya se convirtió en concubina al darse a conocer que llevaba al hijo del soberano, pero este hombre codicioso no quería dar nada a aquella bastarda, por ello primero mando a matar a su madre la cual fue violada por soldados imperiales delante de Laurel, cuando ella fue con su padre para hacer justicia, este la ignoró por completo, laurel sabía que su padre quería matarla y culpar a alguien más por ello.

Ella habló en alto ante los nativos diciendo que no era la dueña de nada, que ella era otra humilde persona que no tenía intenciones de gobernar aquella tierra que no le pertenecía. "¡No soy su enemiga! ¡No quiero hacerles daño! ¡¿Qué daño podría infligir una niña que solo tiene 3 escoltas?! ¡Ninguno! ¡Pero sé quién es verdadero enemigo! ¡Es el Emperador Gilberto!"

Está Novela Es Muy Cliché, ¡Vamos A Ponerle Un Poco De Diversión!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora