34. Suelta mi mano: Parte 1.

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'Entre toda la confusión tome a irid y la traje conmigo, mire su cara, estaba impactada, aunque ella estaba sin un solo rasguño ni un minúsculo grano de polvo en su ropa porque estaba lo suficientemente lejos del accidente.

Elena estaba caminando hacia adelante, su rostro volteo unas cuantas veces a mirarme, entramos a una habitación de descanso.

El agarre de Ingrid estaba firme en mi brazo.'

—¿Qué fue eso?

Ingrid se tiró en el sillón alargado.

—No lo sé y para serte sincero no me interesa.

Ian soltó al momento en que la puerta fue cerrada por Elena.

'Ingrid se levantó de inmediato al escucharme decir eso, yo me senté delante de ella, estaba tranquilo porque Ingrid y Elena estaban bien.'

—¿Y eres tú quien lo dice? ¿Esa no es mi línea? Ahora yo parezco la que está preocupada por el niño bueno y no tú…

El rostro de la castaña se detuvo por un momento y luego su ceño se frunció al pensar que se había escuchado preocupada por el príncipe.

Ian miro a Ingrid con seriedad.

—Quizás en el pasado lo habría hecho, ahora ya no.

—¿Ya no son amigos?

La ojiazul volvió a acostarse en el sofá.

—No, tal vez nunca lo fuimos.

Las palabras que Ian soltó parecían dolerle en el corazón, la persona con la que creció, su entrañable amigo, el que él consideraba de su familia…

<<—¡Ian! ¡Vamos a jugar por allá!

El pequeño niño de regordetas mejillas y largo cabello negro atado en una coleta alta corría hacia un lindo niño castaño.

—¡Ais! ¡Espera, irid viene atrás de mí!

El castaño volteo y tomo la mano de su hermana pequeña, le era difícil subir la colina con el vestido que llevaba.

—Sube a mi espalda, te llevaré.

Ian se hincó delante de irid, ella subió con alegría a la espalda de su hermano mayor.

—¡Ian, yo podría haber cargado a irid! ¡Deja que la llevé!

El pelinegro corrió hacia los dos hermanos.

—¡No! ¡Quiero ir con mi hermano! ¡Ais, deja a mi hermano!

La pequeña y caprichosa irid le enseño la lengua al principito Brais.

—¡No! ¡Es mi hermano también!

Brais tomo la mano de Ian con fuerza y le sonrió dulcemente a su mejor amigo.>>


Su amigo Ais, los mataría en un futuro cercano.

—No soy el mismo, Irid.

Los ojos violetas del chico miraron el suelo con tristeza.

—¿Sabes cuantas cartas le escribí cuando estuvo lejos en su expedición? Estuvo fuera un año… ¡Un maldito año! No respondió ninguna… La última que le envié fue diciéndole que enfermé...

Está Novela Es Muy Cliché, ¡Vamos A Ponerle Un Poco De Diversión!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora