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— ¡Mamá, mamá! —Corrió con emoción hacia su madre. Ella lo miró con alegría con esos enormes ojos verdes y lo tomó entre sus brazos.
— ¿Qué sucede, Noah?
— ¡En la última fiesta de té conocí a una hermosa señorita! ¡¿Podría hablar papá con los padres de ella para arreglar mi matrimonio?!
La mirada verduzca de Minerva se pasmó por un lapso de segundo. - Estoy consciente de que soy joven, muy joven para pensar en el matrimonio, pero creo que me he enamorado.
— Cariño... creo que eso es...
— Es la señorita Cristel, es la señorita más hermosa que mis ojos han visto, aunque mi familia está en el mismo estatus social, estoy seguro de que me convertiré en la mano derecha del próximo emperador, si me esfuerzo lo suficientemente él me otorgará un título nobiliario con un mayor estatus, de esa forma el conde me permitirá costarme con su hija. —El pequeño fantaseaba despierto su brillante futuro, mientras que Minerva se ponía pálida.
— No será posible ese matrimonio, Noah. —Hablo con firmeza.
— ¿Eh? ¿Por qué no? ¿Crees que el conde me negará su mano? ¿Lo hará si papá se lo pide? ¿O será que no estoy tomando en cuenta los sentimientos de la hija del conde? ¡Pero si nos hacemos cercanos como amigos, quizás ella se enamore de mí! —El pequeño pensaba una manera de que sus planes a futuro se lograrán.
La cara de Minerva se volvía cada vez más pálida y torcida, como si lo que saliera de la boca de su hijo fuera una aberración.— ¡Noah, tú jamás podrás casarte porque eres una niña! ¡No puedes enamorarte de otra niña, eso es asqueroso!
Los ojos vibrantes del pequeño quedaron en schok y su boca tembló con las comisuras hacia abajo... — ¿Qué...?
✠✠✠
Se levantó de un sobresalto, su secreto la atormentaba aún durmiendo, la sola idea de ser descubierta la hacía sudar frío. Siempre teniendo cuidado para todo, sin relacionarse tan minuciosamente con alguien, sin amigos, sin nadie. — Esto es una mierda... —Salió de entre sus labios rosas ese pequeño susurro inaudible, por un momento pensó, ¿Sería mejor su vida si desde un comienzo la hubieran criado como una señorita? Quizás no, no hubiera podido soñar ni con entrar a la academia, ni ser la mano derecha del futuro emperador, quizás se hubiera casado obligatoriamente, vendida al mejor postor cómo un simple objeto. Sus padres vendieron el alma de su hija al diablo para hacerle ver cómo era realmente el mundo y ella estaba feliz por eso, ella también hubiera vendido su alma al diablo por tener las mismas oportunidades que un hombre rico, no uno promedio, tener dinero hace una pequeña diferencia, pero esa diferencia mínima a largo plazo es una gran ventaja. Giró su cabeza y se encontró con los ojos rojizos del primer príncipe, quien estaba recostado en el mismo escritorio que ella.— ¡Ehp! —Un pequeño grito ahogado salió de su boca al tiempo que se levantaba de su asiento.
El rubio sonrió muy suavemente al mirar esa peculiar reacción.— En ocasiones, el consejero del príncipe heredero me parece tierno. —Río con un sonrojo suave en sus mejillas.
Noah se quedó pasmada y con la cara roja por la vergüenza. —El primer príncipe debería... debería... ¡De tener el mínimo respeto por las personas que están descansando! —Grito avergonzada y sin poderle mirar a la cara.
— Claro que le tengo respeto a las personas que descansan... pero esta es la biblioteca Real, aquí no se viene a dormir.
Noah sentía como su cara se ponía más roja por las palabras del rubio.— Yo entre a buscar algo de información, te vi durmiendo y estaba por despertarte, pero parecías cansado, muy exhausto, no es bueno que el consejero del príncipe heredero este cansado. —Se levantó de su asiento y se acercó lentamente a Noah.— Podría hacer un mal trabajo, si se llegará a equivocar, en lo más mínimo sería despedido, entonces decidí... —Levantó su mano y la apoyo en uno de los hombros de la chica.— Cuidar de usted por un momento.
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Está Novela Es Muy Cliché, ¡Vamos A Ponerle Un Poco De Diversión!
Diversos-¡Que mueran! la muchedumbre aclamaba. -¡Traición al imperio! ¡Los demonios deben morir! En una sucia y fría celda subterránea dos chicos esperaban su amargo final. -Ian... ¿Realmente es tan malo? Eso es lo que hemos aprendido desde niños, pero a...